La radio y el arte de conversar
La conversación es el ejemplo más sencillo de la comunicación. En la radio cobra una connotación trascendente, eficaz en la conformación de la personalidad del medio emisor. Al conversar, el hombre expresa sus ideas, con su pensamiento construye realidades, ese intercambio es de mucha utilidad por la espontaneidad, el ímpetu y el movimiento de las palabras.
Si los humanos somos seres parlantes necesitados de hablar, la radio es el cauce por excelencia que conduce a la comunicación interpersonal, un don para conocernos y armonizar en la convivencia social.
Las emisoras son las conversadoras del planeta capaces de enfrentar conflictos y crear nuevas amistades. Desde que la evolución nos permitió adquirir el lenguaje articulado, de palabras con significados, interactuamos a diario por medio de la conversación, pero ese encanto de intercambiar ideas se hizo superior desde el momento que nació la radiodifusión.


¿Por qué hay entrevistas y entrevistas? ¿Suena redundante? Desde luego, pero no lo es. Basta que nos demos cuenta cuando leemos en la prensa, escuchamos por la radio o vemos y escuchamos por la televisión una muestra de ese género periodístico aparentemente simple, aunque demasiado complicado.
Y así escribí sobre el «Indio Nabori» hace ya cinco años: Hoy es 30 de diciembre de 2005 y estás detenido en el tiempo, o mejor, en el tiempo del otro tiempo. La sutil, tal vez la taimada, deslizó su lazo sobre ti en un impulso que dejó vacío el sitio de tu existencia terrena. Se trata de una verdad imposible. Pero de otra verdad, la que tú y yo conversamos tantas veces en ese silencio de tu biblioteca, o de la sala de tu casa, punto y partida de los pasos bondadosos de Eloina acercándonos a su breve sonrisa para iluminar nuestros descansos en el combate de las palabras, de los recuerdos, de las mínimas emociones que compartíamos.