En la radio cuando conversamos obtenemos y damos información, motivamos, entretenemos, convencemos o persuadimos. Charlar en la radio es un acto fácil, sencillo que da la posibilidad de una amplia comunicación a distancia forjadoras de líderes de opinión que asumen atributos en su personalidad, generalmente, tienen una “gracia” son simpáticos, bien recibidos por el público, hablan de una forma especial, saben cómo llegar al receptor, son conversadores natos. Saber conversar crea bases de liderazgo.
Las producciones radiofónicas les permiten a las personas desarrollar la creatividad, la imaginación, el receptor humano establece en su léxico nuevos vocablos gracias a las charlas que escuchan en los programas. Esta característica es compartida con la lectura, porque el lector y el oyente suelen imaginarse las reglas, los personajes, los finales, todo según su preferencia. ¿Cuál es la base de esa comunicación? La voz del locutor, su forma de hablar, sus entonaciones, sus temas preferidos, su risa, y hasta sus errores.
La radio es una conversación cotidiana en sus diferentes horarios, el medio radial da la posibilidad de la adquisición de nuevos conocimientos, diversas formas de interpretación, ayudan a comprender la realidad. Una conversación amena por la radio cala como las fotografías de los paisajes o las conferencias de los buenos oradores.
La radio como medio más ágil, asegura un contacto rápido a la hora de transmitir los mensajes, en el momento preciso, a la mejor hora y en el adecuado día, pero su efectividad radica también en el arte de conversar, de integrarse en el mundo de cada oyente, potenciando su imaginación. La postura que deben asumir los productores de radio es permitir que el oyente participe, se sienta dentro del grupo familiar de la radio, que sienta cariño.
Conversar en la radio es un pilar que inspira credibilidad y cultiva el pensamiento. Este es un principio que locutores y periodistas deben tener presente en todo momento. El coloquio no es sólo para conferencistas, cuando se dialoga con el oyente el mensaje se hace más efectivo. Si se hace una lectura sin interpretación, sin las inflexiones se pierde fuerza, veracidad y se elimina el poder que tiene la palabra, como herramienta principal de la comunicación.
¿Qué se logra con la palabra? La palabra es lo que representa al locutor, es su carta de presentación, su trabajo es informar y al propio tiempo formar, educar, entretener y si esa palabra intenta informar e instruir a base de conocimientos falsos, o turbios destruye la reputación del medio. El valor de ser un locutor creíble es aquel que dialoga y conversa con su audiencia de la misma manera que lo hace con su familia, de esa manera se cultiva una audiencia fiel que se siente orgullosa de sus comunicadores.