Una voz en el Éter

Cuando uno trabaja para un medio de comunicación, siempre tiene el deseo de ir en busca de esas historias, pero algunos de los grandes locutores ya no estaban en la emisora cuando yo comencé, siempre tuve esa curiosidad guardada y hoy pude encontrar la de Gróver Mármol Quintana, quien a sus 83 me recibe en casa, con el mismo tono de tenor que en sus años mozos y la alegría que siempre causa el regresar al micrófono.

Así comenzamos una larga e interesante conversación que me hizo viajar por tres medios muy importantes de nuestro terruño, el Canal -11 de televisión, Radio Camagüey en su primera sede y Radio Cadena Agramonte, esta última donde laboró hasta el retiro en 1996.

¿Dónde y cuándo se hace locutor?

Sus inicios fueron en una pequeña emisora privada que pertenecía al alcalde de la comarca en 1947, el señor Andrés Morán Cisneros, la misma estaba ubicada frente a la actual funeraria de La Vigía y entre sus tantos nombres fue conocida como la CMJW, la doble U y luego Radio Triunfo.

Unos años después se presenta ante un tribunal de la Universidad de la Habana, que venía a evaluar a los locutores en las provincias y al pasar el examen le entregan su diploma.

Pero otros medios alternativos estaban de moda en aquellos años, de tal modo Gróver anunciaba en un carro con altoparlante propaganda de las diferentes compañías, asistía a banquetes de la élite del alcalde y ejercía como maestro de ceremonias mientras mantenía sus trabajos en la pequeña emisora.

Aquí echó a andar su prolífera carrera que le permitió desempeñarse en casi todos los medios, comencemos por la televisión y ese Canal -11 pionero del desarrollo en el territorio, ya que al decir de nuestro protagonista, su llegada fue como la WIFI hoy en nuestros lugares públicos, todo un acontecimiento, donde los comerciantes ponían un televisor en la acera y todo el que pasaba se detenía a mirar, pero fue desmantelado muy pronto, por lo que siguió solo en la radio.

Radio Cadena Suaritos, lo acoge en la Avenida Finlay, con toda la música de la época que se grababa en la capital y se difundía en varias ciudades de la isla, devenida después en Radio Camagüey, pero surge al poco tiempo Cadena Agramonte, a la que dedicó sus mayores años de profesión hasta jubilarse.

Asegura que no fue definitiva porque siempre se mantuvo colaborando con algunos espacios, como lo fue por mucho tiempo el dedicado a la música mexicana cada domingo, Ecos de México, que se conserva actualmente en la lista de programación de la Cadena agramontina.

Una anécdota curiosa

En medio de nuestra conversación le cuento que soy la directora de un programa en Radio Camagüey, dedicado a la música mexicana y me responde al vuelo…

«Sí, ese es Mosaico Azteca, muy bueno pero solo dura media hora, me propusieron hacer la locución cuando lo crearon, pero vivo muy lejos, allí se escucha la música de Lucha Villa; sabes?, yo la conocí».

Y pensando en cuanto les agradaría a los oyentes de mi programa este detalle, le pido que me cuente:

Dice que en 1968 la cantante mexicana visitó Camagüey para ofrecer un concierto en la Plaza de los Trabajadores, pero la lluvia incesante hizo que se trasladara al Teatro Principal, donde el publico desbordó el lunetario; ella entró a la emisora para anunciar el cambio de escenario y así se encontraron.

También participó en muchos eventos interesantes en su Camagüey, como fueron la visita de personalidades de la política y la música, grabaciones de filmes, transmisiones desde los diferentes centrales azucareros para apoyar la zafra y la presentación de espectáculos nocturnos en teatros y espacios de la cultura citadina.

No por gusto, atesora con mucha modestia, algunos de los tantos lauros recibidos durante su intensa carrera, ahora los tiene muy cerca de él en su trono habitual, la saleta de su casa, donde pasa gran parte del día junto al teléfono y la radio, según dice, para mantenerse actualizado.

Allí encontré distinciones como el micrófono de la radio, medallas conmemorativas de la ciudad y del 25 aniversario de la radio, el premio Imagen, el de artista de Mérito del ICRT, los de participante en festivales de radio y televisión y muchos más.

La despedida

Luego de agradecerle por su tiempo y por compartir su historia de vida, le digo que como tenemos en común el gusto por la música del hermano pueblo mexicano, me despida como lo hacía en su programa de radio…

Toma el micrófono en mano y con aquella pose elegante que los radialistas no abandonan, proyecta el agudo timbre que conserva intacto junto a su impecable dicción: «Ecos de México, un programa hecho para disfrutar de la música de nuestros hermanos mejicanos, disfrutaremos de…»

Y con los mariachis de fondo, me dice adiós y me voy complacida por tan especial encuentro.

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