Zapping radial

La radio es la perfecta compañía. Una vez, otra vez, mil veces lo he dicho, y ella nunca me falla. En los largos apagones que las circunstancias nos imponen, la radio, con sus voces de siempre, con su programación continua, con su música, nos distiende y nos alumbra.

Esta noche de viernes, que puede ser cualquier noche, salté de una frecuencia a otra, sintonizando diferentes emisoras, sin reparar demasiado en su nombre, en su alcance; sino buscando alivio, una voz que me sustrajera, un espacio con la propiedad de enamorarme, de convencerme.

Radio Mambí, emisora municipal santiaguera con una historia de ¡90 años! se aparece con su Noti W, boletín informativo nocturno. Radio Siboney, emisora cultural con su música instrumental ligera, me regala una descarga con el sonido inconfundible del arpa paraguaya. “El arpa es un piano desnudo” decía Dulce María Loynaz.

Me encuentro con Habana Radio, la emisora que defiende el patrimonio como sostén de toda su estructura. El programa En el centro, una hora de los viernes que esa casa propone en realización conjunta con el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau. La profesora y periodista Aline Marie Rodríguez es la conductora y guionista. Su voz en noche cerrada me abraza, y por si fuera poco, llega Teresita Fernández con su canto inigualable,  con su temazo No puede haber soledad.

“No quiero que estés triste /

si tu alegría la tengo yo. /  

No puede haber soledad para ti /

mientras yo exista (…)

Es que te debo la risa, /

es que te quiero tanto, /

pétalo suave de lirio que supo secar /

todo mi llanto. /

¿Cómo estás triste si fue tu encanto /

quien puso brillo de amor en mi soledad?”



Las tinieblas insisten, pero la radio está ahí. Radio Progreso, con su inmenso, intenso, inigualable legado dramatizado, llega a mis oídos, me envuelve en su atmósfera, construye la trama. Del recuerdo, de la época dorada, escucho ahora mismo un capítulo de la novela Lo que no se perdona, original de Joaquín Cuartas, asesoría de Norma Abad, dirección de Moraima Osa. Los personajes lo asumen, entre otros, Manolín Álvarez (Laureano) Obelia Blanco (Marina), José Corrales (Don Justo), Emilio del Valle (Machirán) y Julio Alberto Casanova (Pilatos). La narración, por supuesto, de Marlon Alarcón Santana.

¡Qué nombres! ¿Cómo podían remontarnos a cualquier tiempo, cualquier circunstancia, cualquier sitio? ¿De dónde sacaban la casta, la energía, la vergüenza?

La radio es la perfecta compañía. Una vez, otra vez, mil veces lo he dicho, y ella nunca me falla.

Autor

  • (Santiago de Cuba, 1968) Licenciado en Periodismo (1991) y Máster en Comunicación Social por la Universidad de Oriente (2004). Recibió la Distinción por la Cultura Nacional y el Premio Nacional de Periodismo Cultural José Antonio Fernández de Castro (2021) por la obra de la vida. Alcanzó el premio de los concursos nacionales de poesía Hermanos Loynaz (2011) y Regino Pedroso (2014). Premio Latinoamericano de Crónicas (Portal Nodal Cultura, 2016). Entre sus libros: A capa y espada, la aventura de la pantalla (2011), Poemas del lente (2013), La noche más larga. Memorias del huracán Sandy (2014), Ser periodista, ser Quijote (Ediciones La Luz, 2019) y Las pequeñas palabras (2019). Miembro de la UPEC y de la UNEAC. Actualmente es realizador de la emisora Radio Siboney.

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