La doctrina de la falacia
No es cosa del presente. Es asunto histórico. Los primeros sajones llegados a América del Norte se proclamaron «enviados de Dios», el gran embuste que justificaría el aniquilamiento de la población autóctona, la expansión violenta hacia el oeste hasta crear una nación de «costa a costa», el laceramiento por las armas de casi la mitad del suelo mexicano original, y los «negocios» con España, Francia y Rusia para adquirir la Florida, Luisiana y Alaska.