Bárbara Betancourt Abreu: Periodista de excelencia de Radio y Televisión
Llegó a la locución desde el periodismo y Radio Habana Cuba fue la escuela fundamental para ambas profesiones, desde que comenzó en la emisora internacional cubana en 1982.
Cuando se enfrentó a un micrófono por vez primera, no decía bacco, ni casne, por barco y carne. No trocaba las R por las L, ni se comía las S, pero el aire no le alcanzaba para leer de corrido sin detenerse hasta la próxima coma, y rompía lo que luego supo que se llamaban grupos fónicos. Pero tuvo la suerte que en Radio Habana Cuba había un maestro de la palabra bien dicha, Ángel Hernández Iñigo-Barceló, uno de los mejores locutores del país, que apreció las condiciones y cultura de Barbarita. Después tuvo otro Ángel, pero de apellido Ferrera, que también trabajó sobre los defectos que aún tenía.


Yo siempre soñé con ser artista. Digo que soy la mujer más dichosa del mundo porque logré ser lo que siempre quise: actriz. Mientras mis hermanos jugaban a las cosas propias de los niños, yo inventaba dramas y ponía a actuar a mis cuquitas. La primera vez que me paré en un escenario fue cuando estudiaba en la escuela de monjas Las esclavas del sagrado corazón, en Luyanó que era para muchachas pobres, porque mi familia era muy humilde. Allí aprendí mecanografía, taquigrafía…daban también inglés y corte y costura. Un día se escenificó la vida de un santo, creo que fue San Francisco de Asís y yo hice un pequeño personaje. Aquello me fascinó. Era un semiclaustro y no podían entrar hombres, solamente los sacerdotes, y me caracterizaron para hacer el papel de un hombre y cuando terminó mi parte, me quité el maquillaje y me senté en el público y escuché a una madre comentarle a otras, – pero que bien estuvo el muchachito ese de los bigotes -. ¡Ay qué alegría, porque ese era yo!
Hija del reconocido escritor chileno Mariano Latorre, Premio Nacional de Literatura, en Chile. Viuda del