La decisión de continuar la lucha revolucionaria (IV)
Tras haber regresado a la granjita Siboney, en horas de la mañana del 26 de julio de 1953, Fidel exhortó a los combatientes que habían retornado igualmente a este lugar a que lo secundaran en el empeño de dirigirse hacia las zonas montañosas de la provincia de Oriente para proseguir la lucha. Varios de ellos lo apoyaron y se internaron con él en zonas rurales cercanas a Santiago de Cuba.


Después de haber participado en el homenaje del pueblo a José Martí, en enero de 1953, en ocasión del centenario de su natalicio, los integrantes del Movimiento dirigido por Fidel, con absoluta discreción, intensifican los preparativos para materializar la ejecución de una acción que diera inicio a la lucha revolucionaria.
Tras haber conocido a Abel Santamaria, el primero de mayo de 1952, Fidel comienza a visitarlo con asiduidad en el apartamento donde vivía en el edificio de O y 25, en la zona del Vedado, en La Habana.
Al iniciarse la década de los años 50, en la pasada centuria, Cuba vivía una época caracterizada por la desmoralización del gobierno auténtico, encabezado entonces por Carlos Prío Socarrás. La situación era caótica, la corrupción se había generalizado por parte tanto del Presidente como la de sus ministros y otros dirigentes políticos.
El pasado jueves 16 de julio el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, pronunció el discurso de clausura de la sesión extraordinaria del Consejo de Ministros, en la que fue aprobada la Estrategia económico-social para el impulso de la economía cubana y el enfrentamiento a la crisis mundial provocada por la COVID-19.