Los “elegidos” insisten en una cruzada final
En cierta ocasión el presidente de Estados Unidos, Roosevelt, afirmó que: “Es una torpe, perversa y estúpida moralidad la que prohíbe prácticas de conquista que convierten los continentes en asientos de poderosas y florecientes naciones civilizadas”. Pues imagínese, es algo así como querer convertir las grandes injusticias que ha cometido siempre EE.UU. en un derecho divino que ellos, como mesías, poseen para someter a la humanidad a sus bárbaras apetencias de permanentes lobos hambrientos de recursos.