Leo con el oído
Conversar con Imeldo Álvarez García ha sido siempre para mí de un placer especial. Hombre profundamente estudioso del pensamiento martiano, escritor, editor excelente, es de esas personas que no dejan de asombrarte, en las largas conversaciones que a veces se tornan en voz baja, con anécdotas que involucran a personalidades de la cultura cubana, a momentos especiales del diseño cultural que el país ha desarrollado en más de cincuenta años y que con sus virtudes y desaciertos nos ha dejado una estela de momentos y asuntos por estudiar y profundizar debidamente.
Justamente días atrás y con motivo de encontrarme junto a él de Jurado Literario en un concurso anual, que involucra varios géneros, nos reencontramos para la conversación aguda y placentera que nos puso al día en temas difíciles nacionales e internacionales. Fue cuando le insistí en hablar sobre la Radio Cubana. Y el tema entonces cobró verdadera vida en sus confesiones que ahora, y para gusto de nuestros lectores, les ofrezco.


La difícil noticia de la muerte de José Ramón Marcos me llegó, entre los fuertes vientos de los días de abril, instalándose en la memoria, como un ruido ensordecedor que el silencio fue cercando hasta dejarlo sin aliento. Luego vinieron las horas para el recuerdo, para permitir que las palabras de las largas conversaciones se corporizaran.