Miguel Barnet: Creo en los espíritus (I)

Provisto de pies de gato subí al escondite de Miguel Barnet, donde secreto y confesión sobre temas tan caros al hombre como pueden ser: el destello y corporización de las religiones más profundas y eficaces, la vida, la muerte, el amor, el triunfo, la derrota, la amistad y el sexo, entre otros,  se mezclan  para darnos un  resultado que va más allá de una literatura de ocasión, consulta o entretenimiento.

El hombre que me recibió  tenía puesto un short, estaba sin camisa y escondía sus pies en medias rojas. Las zapatillas de goma que calzaba lucían extemporáneas, pero iban bien con un breve abanico de color negro que no dejó de mover nunca con una insistencia de vals fuera de revolución. ¿Se estaría protegiendo? ¿Espantaba brujas?

Antes de conversar en lo que sería un largo intercambio de preguntas, respuestas y comentarios (fuera de grabación), Miguel me enseñó su apartamento. Cada cosa estaba en su sitio, como castigada de por vida, funcional. Por último, tras beber yo un poco de agua bomba (la prefiere a la fría pero no consultó mi gusto), cerré el cerco y decidí, arañazo felino, tomar venganza.

-¿Ha utilizado alguna vez seudónimo para publicar?.

-Para publicar no. A veces me gustaría uno.

-¿Cuál?

-No se me ocurre ninguno en este momento. No soy un hombre famoso; pero soy una persona conocida en algunos lugares del mundo, sobre todo en Cuba, y mi nombre es sonoro como una piedra que cae en un estanque. A veces voy por la calle y me gritan mi nombre y en ese momento quisiera llamarme Omógono o Pancracio, porque en el fondo de mi ser soy una persona tremendamente tímida. Te dije que no había utilizado el seudónimo y es incierto. Durante un tiempo lo utilicé no para publicar pero sí para escribir programas de televisión.

-¿Qué  programa?

-Álbum de Cuba.

-¿Y  el seudónimo?

-Un día era Guillermo Martínez, otro Mario Martínez. Me gustan los apellidos vulgares.

-¿Entonces cree en los seudónimos?

-Creo que detrás de la máscara está la persona y el seudónimo no oculta a la persona. Uno puede tener muchos seudónimos y ser la misma persona y cuando digo la misma persona digo esa persona que se multiplica, que es proteica, y capaz de ser también muchas personas. Por lo tanto ¿quién me dice a mí que Miguel Barnet no es un seudónimo?..¿qué significa Miguel Barnet?….nada, un nombre más, puesto en un registro, en una iglesia y luego en una notaría, que viene de un linaje, de una herencia catalana; pero Miguel es en el mundo judío el que puede ser y yo no sé si yo puedo ser o no, así que ontológicamente ese nombre, como cualquier otro, siempre presenta muchas incógnitas.

-¿Cuál es su signo zodiacal?.

-Acuario.

-¿En qué  fecha nació?

-Nací el 28 de enero de 1940, el mismo día que nació José  Martí, y a la misma hora porque él nació a las diez de la noche según está  registrado en la inscripción de su bautizo en la  Iglesia del Ángel y por una de esas coincidencias que estimo maravillosas de la vida, mis padres también me llevaron a bautizar allí.  Él es una entidad y una potencia, yo nada más que soy el proyecto de una persona.

-¿Usted se crió  en El Vedado?

-Soy un producto típico del Vedado, que es el ombligo del mundo. El Vedado para Cuba es un lugar muy importante porque es donde casi se genera toda la cultura del siglo XX.

-¿Qué  educación recibió usted?

-Una educación típica de un hijo de la clase media. Mi familia había sido de la alta burguesía en el siglo XIX y devino clase media. Me dieron una educación muy liberal. No te olvides  que nosotros somos catalanes, que en España son personas rebeldes, anárquicas. Mi formación no es religiosa, dogmática, por el contrario. Miro hacia mi infancia y son puertas y puertas y puertas  y puertas que se abren y hay una sola que se cierra que es la del sexo, porque viví en  una época donde todavía quedaba mucho prejuicio. Por lo demás nadie me impuso una lectura típica, una tendencia, ni me dijeron nunca que no leyera algo que estaba prohibido. Le debo mucho a mi condición de hombre liberal y abierto. Ideológicamente, soy una persona, digamos, flexible.

-Como estudiante ¿era bueno o malo?

-Muy bueno en Historia y Geografía, pero muy malo en la Gramática y en las Matemáticas. A mí no me preocupa la Gramática, las formas del verbo. Yo copiaba mucho en la escuela y lo hacía para pasar los exámenes y sacar buenas notas..

-Defíname con una sola palabra su infancia.

-Melancolía.

-¿Su infancia ha marcado su literatura?.

-Todo lo que fue importante en mi infancia está en mi novela Oficio de ángel. En ella toco los recuerdos con la punta de los dedos. Toco el alma.

-¿Fue un desgarramiento?.

-No tan dramático.

-¿Qué  tiempo le llevó escribirla?

-La fui haciendo siempre…es una novela de fragmentos, viñetas. Un día escribía tres páginas y luego me pasaba seis meses y no escribía nada. Un día me puse a organizarla. Todo lo tenía guardado en una caja de zapatos, en fichas, porque yo tengo la manía de registrarlo  todo en fichas, recuerda que estudié Etnología y Folklore y trabajé en la Academia de Ciencias.

-¿Ha tenido enemigos en su profesión?.

-No reconozco a ninguno. No les doy categoría a ellos para que se reconozcan como tales.

-¿Cree en la inspiración?.

-Sí. Yo soy un hombre que está como en un puente entre dos siglos.

-¿Se considera romántico?.

-No, pero creo que entre otras cosas soy un romántico. Creo que la inspiración existe, retomando tu pregunta, al igual que el genio y se nace con él.

-¿Qué  le sugiere escritor-investigador?.

-Siempre he tratado de unirlos en mi obra para demostrar que van de la mano y que entre ellos existe un reflujo.

-¿Calificaría usted su literatura de Fundación?.

-No me atrevo. Califico a mis novelas como testimoniales, incluso el calificativo de novela testimonio es un invento mío que se ha utilizado en Cuba y en el extranjero. Creo que de todas formas mi literatura tiene algo de fundacional porque trata de construir un poco el paisaje de la cultura cubana y con ello la nación.

-¿Qué  es para usted el amor?.

-Una fuerza. Soy un hombre de ideas panteístas y politeístas. El amor es una fuerza que nos une a la naturaleza y al universo y crea un gran equilibrio que únicamente se rompe cuando es amor sexual. Porque ese tipo de amor crea muchas dependencias y es una fuerza fanática que lo lleva a uno a poseer a una persona que no se quiere dejar y uno la quiere tener para sí. Es un egoísmo absurdo, fanático. Esa fuerza es destructiva y sólo es constructiva cuando reposa y se torna apacible, calmada, más racional. Entonces ya estaríamos hablando de otro tipo de amor: la amistad, que es la forma de amor más hermosa y suprema. El amor sexual es muy dañino. Y te agrego que no me gustan las religiones sincréticas y de la misma manera creo que el amor está en las piedras, en el mar, en los elementos, en una pared adornada por un bello cuadro o sin adorno. Dios está en todas las cosas que existen, que viven, respiran, que tienen un fluido sanguíneo.

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