Cuando el micrófono se llenó de sabores

¿Has sentido el olor de una palabra? ¿Te has visto envuelto en los sabores de un chef que sabe como usar la dosis justa de condimentos y de sustantivos? ¿Alguien te ha dicho que el mundo es un libro abierto y te ha mostrado sus páginas frente al micrófono? Pues todo eso fue lo que me sucedió en el diálogo con el chef y asesor gastronómico internacional, escritor, documentalista, yogui y surfista, José María Rodríguez Ares. Son de esas entrevistas que nunca olvidas, que cumplen eso que uno anhela: que la gente se desborde, se derrame. Este gaditano personaliza aquella frase del escritor norteamericano Jack Kerouac en su novela On the Road : “La única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde, arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas entre las estrellas.” Y es que a José María Rodríguez Ares, la vida se le sale por los ojos, le recorre la punta de los dedos. Él mismo se ha definido como “gastrósofo bohemio” y “guerrero del sabor”. Ha buscado con ardor el origen, la tierra, la magia de los pueblos autóctonos, saltando del centro de Europa al Sudeste asiático, del Sahara a América Latina. A ese proyecto sin fin le ha llamado Bocado en la tierra. Me confiesa que todas las mañanas se postra ante el mortero de su abuelo Ambrosio y de ahí le viene todo, porque aquel se había ido de trapecista por aquí y por allá antes de montar su negocio. Su padre es “pasional con Cuba” y su hijo ha cumplido el sueño de recorrer la Isla desde las …

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