Las grandes “bondades” del capitalismo

El gran capital del mundo rico es tan malvado que llega a vestir de virtud las migajas que le tira a los pobres y, además, que se le agradezca. El propio Oscar Wilde decía con gran sabiduría que “la caridad degrada y desmoraliza (…) Es inmoral usar la propiedad privada a fin de aliviar los terribles males que resultan de la misma institución de la propiedad privada. Es a la vez inmoral e injusto”. Y es que la propia existencia humana está plagada de inequidad para los pobres y disfrute para los ricos, todo causado por el egoísmo más desenfrenado que, a su vez, produce los más bajos instintos en el ser humano; es, en sí mismo, la contradicción más plena entre bienestar y barbarie. Al revisar datos que ofrece el GROP (Programa Internacional de Estudios Comparativos sobre la pobreza), de la Universidad de Bergen, Noruega, encuentro información que contradice al discurso oficial del Banco Mundial y que reproducen los grandes medios de comunicación y “expertos varios”. Todo queda claro: lejos de disminuir los grandes males de la humanidad, aumenta la enorme brecha que existe entre el mundo pobre y el rico. Crecen los indicadores negativos en el primero a partir del año 2010 por: carencia de medicamentos; no acceso al agua potable; sin techo o en viviendas precarias; sin electricidad, ni sistemas de drenaje; analfabetismo; muertes debido a la pobreza (la mayoría niños menores de 5 años) que, además, trabajan en condiciones de esclavitud y tareas peligrosas o humillantes como soldados, prostitutas, sirvientes, en la agricultura y la construcción. Y éstos son solo algunos ejemplos negativos. Sin embargo, vea usted lo más siniestro: entre 1988 y el 2002, el 25% más pobre de la población mundial, redujo su participación en el ingreso mundial desde el 1,16% al 0,92 , …

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