«Hombre es ser más que torpemente vivo: es entender una misión, ennoblecerla y cumplirla». No creo que, en la lengua cervantina, haya una frase más elocuente que la de José Martí, para describir con exactitud la trayectoria profesional y humana del locutor, escritor, realizador y director radial, Jorge Luis Michelena (1969-2025), quien acaba de partir al espacio infinito a encontrarse con el «Espíritu Universal»; leitmotiv en la obra poético-literaria y periodística del Apóstol de nuestra independencia.
Desde la vertiente personográfica, «Miche» (como era conocido entre sus colegas de Radio Progreso, Radio Metropolitana y Radio Jaruco), era un hombre tierno, observador y buen conversador y comunicador, que le brillaban los ojos cada vez que hablaba —con razón y emoción— de su gran amor: la radio, nunca renunció a su yo niño, que acariciaba constantemente, y una voz muy agradable a la escucha, con timbre y dicción perfecta, que se prestaba —como pocas— para amenizar el espacio El Club de la Madrugada, que sale al aire por la «Onda de la Alegría», y en el que alternaban música y poesía para acariciar el intelecto y el espíritu de los noctámbulos que sintonizan la Emisora de la Familia Cubana; medio donde gozara de afecto y cariño por parte de quienes laboran en Radio Progreso, ya que su profesionalidad y «don de gente» eran —sin duda alguna— objeto de admiración y respeto por quienes tuvimos el privilegio de conocerlo y tratarlo.
En plena pandemia de COVID-19, Michelena tuvo la gentileza de solicitarme una entrevista para que le hablara de cómo la Psicología —disciplina de las ciencias neurales y sociales— podía contribuir a la lucha frontal contra ese flagelo de la humanidad, que llenó de luto y dolor no solo a la población cubana, sino también a todos los pueblos del orbe.
En respuesta a unas cuantas preguntas puntuales que me formulara en aquel contexto periodístico por excelencia, relaté —en apretada síntesis— lo que podía hacer la «ciencia del espíritu» (como la denominara el fundador del periódico Patria), para paliar los efectos y secuelas bio-psico-socio-culturales y espirituales dejadas por la COVID-19 en los insulares contagiados por ese letal virus.
Dicha entrevista se dio a la estampa en la revista Palabra Nueva (versiones impresa y digital), y devino una de las primeras publicaciones cubanas en que se destacó la función «clave» desempeñada por la Psicología —como ciencia y profesión— en el enfrentamiento directo a la pandemia de COVID.19, que nos azotara.
Para Jorge Luis Michelena, la entrevista periodística era un «pie forzado» que se le colocaba delante al interlocutor para que se desarrollara desde los puntos de vista profesional, humano y espiritual, y dejara en las ondas radiales o en la página impresa o digital lo más lúcido de su intelecto, para que —al poético decir del «más universal de los cubanos»— fluyera «como las aguas cristalinas corren por los ríos subterráneos del alma humana». Esa era su concepción acerca de ese género periodístico, que él dominara al pie de la letra, como el excelente profesional de la palabra hablada que fuera, es y será.
¡Gloria eterna al espíritu noble y bueno de Jorge Luis Michelena, quien puede mostrar al cielo —con legítimo orgullo— su obra intelectual y espiritual acabada en el medio radiofónico insular!