“Abril sus flores abría / manto azul, corona verde / rey de serena fragancia / que apenas las hojas mueve, / cuando desde el alto norte / flota de piratas viene / a herir con fácil cuchillo,/ como los traidores hieren, / el gran pecho de Girón /que junto a la mar se extiende…”
Hemos comenzado con un fragmento del poema Abril sus flores abría de Nicolás Guillén, uno de los poemas más conocidos, que remarca como los sucesos de Playa Girón han dejado su huella en la creación cubana.
Tanto en la letras como en la música, el documental, las artes plásticas y especialmente la fotografía.
La famosa imagen de Fidel bajándose de tanque T-34 es una de las fotografías icónicas de Playa Girón.
Se ha convertido en sinónimo del hecho y fue tomada por Tirso Martínez para el periódico Revolución. Hay una curiosidad relacionada con esa foto, no fue incluida en 1961 en la narrativa visual de Girón, sino que fue redescubierta dos años después y se publicó por vez primera el 19 de abril de 1963.
Entre los libros que han captado la épica del momento se encuentran la colección de testimonios Girón en la memoria del cineasta y poeta Víctor Casaus, junto a Niños héroes de Playa Girón de José Mayo, que cuentan la hazaña de los aviadores cubanos y valor de los jóvenes artilleros durante la batalla cubana contra la agresión mercenaria.
No se puede olvidar por supuesto, el activo papel de la radio, en la movilización y la información el pueblo. Y aquella voz cálida, esplendorosa, inolvidable de José Antonio Cepero Brito, dando a conocer al pueblo los partes del Gobierno Revolucionario.
Cuando de creación que toma como base la épica de Girón hablamos, enseguida nos viene a la mente Girón, la victoria de la inolvidable Sara González. La propia autora ha confesado que es una de esas canciones inspiradas que hizo de un tirón.
Su interpretación hecha ante multitudes está llena de la mística de lo que canta y de una interpretación muy emocional.
Otros versos han tomado diferentes historias alrededor de los días luminosos y difíciles de Playa Girón. Uno de los más conocidos son aquellos que corresponden a la historia de una familia ametrallada en la contienda, y escrito por Jesús Orta Ruiz, “El Indio Naborí”.
Se trata por supuesto de la Elegía de los zapaticos blancos.
Uno de los pasajes más conmovedores tuvo también en la poesía su soporte, el joven miliciano Eduardo García Delgado escribió FIDEL con su sangre en una puerta del recinto de Ciudad Libertad, antes de fallecer víctima del bombardeo al lugar. Su autor es también Nicolás Guillén y lleva por nombre La sangre numerosa.
“Cuando con sangre escribe /FIDEL este soldado que por la Patria muere, /no digáis miserere: /esa sangre es el símbolo de la Patria que vive. // Cuando su voz en pena / lengua para expresarse parece que no halla,/ no digáis que se calla, /pues en la pura lengua de la Patria resuena.// Cuando su cuerpo baja / exánime a la tierra que lo cubre ambiciosa, / no digáis que reposa, /pues por la Patria en pie resplandece y trabaja.// Ya nadie habrá que pueda /parar su corazón unido y repartido./ No digáis que se ha ido: / Su sangre numerosa junto a la patria queda”.