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El teatro no admite repetición, remake, bis. Es un arte de una sola vez, esa condición me sobrecoge. Los que se suben a las tablas, los que prestan su anatomía y su espíritu para que lo habite otro personaje, los que hacen aflorar sus propios demonios, merecen respeto.
Me he fundido en la imaginación que propone la gente de teatro, que hace posible visitar cualquier época, lugar, condición, y que acaban tocándome. Lo que un día aconteció, todavía no me lo creo. Estuvo mediado, claro está, por la mirada, por el cariño de la maestra Elena Yanes Enrique. A ella no podía decirle que no, fuera lo que fuera.
Y fue… una osadía. Me vi junto a ella, en una sesión de lectura teatral a dos voces y a cuatro manos. Era un pequeño homenaje para la actriz y profesora, Norah Hamze. Patio La jutía conga, Uneac, Santiago de Cuba. Elena lo justificó todo diciéndome que si lo que había escrito, quien mejor para interpretarlo. Me envolvió, me unió a su altura, y ya no quedó otra alternativa que… subir.
La inusitada vivencia reforzó mi admiración por la gente de teatro. Gente que se vuelca, que se muere, que se lanza. Que llora hasta su última lágrima y que ríe hasta su última risa. Hoy quiero compartir algunos de mis diálogos con ellos en la radio. Todo se debe a la insistencia de Raiza Lidia Alba Arguelles, la radialista, la asesora, la amiga. Ella ha sido la culpable de esta nueva experiencia. Entiéndase, además, como un homenaje a Pascual Díaz Fernández, quien durante años sostuvo frente al micrófono, con fidelidad y sapiencia, la crítica teatral.
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Subí las escaleras, exploré el escenario para encontrarme con Liorge Reyes Delgado, un joven que quería ser humorista y que es, ahora mismo, un respetado artista del teatro para niños. Nos contó como adentrarse en el alma de un muñeco, como manipular las figuras, como defiende ―desde el Proyecto Campanadas que ahora dirige―, la hermosa trayectoria del Teatro Guiñol Santiago
Cada semana asoma la misma pasión, pero una historia diferente.
Al ya legendario actor Carlos Padrón, lo asaltamos en medio del Festival Máscara de Caoba. Y nos comentó sobre su enjundiosa investigación de las artes escénicas en Cuba, desde 1511 hasta los inicios del siglo XIX, sobre las memorias del inolvidable Raúl Pomares. Naturalmente, estuvimos atentos para escuchar sus criterios sobre el papel del teatro en su narrativa y diálogo inexcusable con nuestra actualidad.
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