Algo más sobre los Derechos Humanos

Es natural que así sea; pero lo que resulta verdaderamente insultante es que el tema se utilice para denigrar a todo el que se empeñe en contribuir con mundo más justo, a los que han decidido despojarse, de una vez y para siempre, del negro manto del capitalismo brutal y ciego; a los que no quieren favores imperiales, conscientes que, más tarde o más temprano, les pasarán una abultada cuenta imposible de pagar.

Pero lo más cínico –no encuentro otro adjetivo posible- es el doble rasero que  utiliza los medios imperiales, como si los perceptores del mensaje que emiten estuviera  dirigido a seres anormales incapaces de pensar: el victimario lleno de virtudes que enaltecen los derechos humanos; mientras que las víctimas son los violadores de tales derechos.

Comprendo que puede parecer irreal,  sobre todo para los que no estén debidamente informados acerca de los elementos disgregadores del imperio para manipular a la opinión pública y otras técnicas subliminales que, progresivamente, van conformando una imagen degradada y degradante del objetivo.

Es una ecuación sencilla: se prepara el terreno para saltar sobre la víctima, de modo que el gran público comprenda la necesidad de tal acción; se interviene mediante la desestabilización o las armas, según convenga; y finalmente queda claro que el crimen ha sido “para salvaguardar los derechos humanos”. Así de simple, como una bofetada al rostro de los pueblos.

Pero este tema tiene otras muy desagradables aristas, y es que instituciones internacionales llamadas “serias” u “honorables”, son capaces de otorgar premios a entidades y personas que son, precisamente, la negación más flagrante de los derechos humanos.

Vea, como ejemplos, a las llamadas Damas de Blanco, organización contrarrevolucionaria que ya no engaña ni a los tontos, empeñada en subvertir el orden en Cuba; también a un personaje bien oscuro que insiste una y otra vez en doblar su espinazo por unos dólares ante el amo imperial, de nombre Guillermo Fariñas,  “el Coco” o “Fakir”. Tanto las Damas como este personajillo han recibido el Premio Sájarov de los derechos humanos.

¿Se quiere algo más contradictorio, ilegal, e inmoral que dañar durante más de medio siglo a todo un pueblo mediante el criminal bloqueo a Cuba? ¿Cómo aún se puede justificar cuando el mundo entero clama por su inmediata eliminación? ¿Es así como se defienden los derechos humanos?

Quien desee constatar hasta qué punto se puede llegar en villanía, baste con reproducir unas palabras que escribió en 1960 el entonces Subsecretario Adjunto de Estado para Asuntos Interamericanos del país del norte: “el único modo efectivo para hacerle perder el apoyo al gobierno cubano es provocar el desengaño y el desaliento mediante la insatisfacción económica y la penuria, negándole a Cuba dinero y suministros con el fin de reducir los salarios nominales y reales, con el objetivo de provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno.

Y mientras tanta hipocresía y maldad pugna por su permanente hegemonía, más de mil millones de seres humanos sufren hambre a causa del capitalismo voraz; y un 20% de la población mundial concentra en sus manos el 82 % de la riqueza mundial, mientras mil millones de personas sobreviven con apenas el 1,4 % de tal riqueza.

¡Cuanta razón la de Martí  cuando dijo que “El egoísmo es el mal del mundo”. Pero a la vez, las grandes masas, y sus gobiernos honestos, luchan por derrumbar tanta afrenta, haciendo que la Declaración Universal de los Derechos Humanos sea algo más que letra muerta, y se convierta, al fin, en una verdadera bandera de  la dignidad y el decoro.

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