Otra de la jauría de RM

Recordemos que Radio Martí, -cuesta trabajo escribir la palabra Martí asociada a esta emisora- dedicó muchas horas de transmisión a divulgar lo que había informado la «muy famosa» revista Forbes en relación a los supuestos «millones de dólares que el compañero Fidel tenía en un banco suizo», o las tantas veces que murió por obra y gracia de esta emisora, entre muchísimas falacias más. Ellos cuentan también con un pequeño arsenal de medias verdades con el mismo propósito de denigrar a Cuba a toda costa. Es el caso, por ejemplo, del tema racismo, al que dedican hasta un programa específico y hacen comparecer ante los micrófonos a especialistas para conferirle al espacio cierto grado de «autoridad legal».

Sabemos que el racismo no ha sido totalmente extirpado en nuestro país; es un mal social no generado, ni mucho menos, por la Revolución cubana, sino heredado de una sociedad fundamentalmente injusta. No se trata, como decimos los cubanos, de un teque, sino de una realidad que no debemos evadir, sencillamente porque no es consustancial al socialismo; por tanto, lo que sí debemos hacer es mantener el objetivo supremo de desterrarlo. Porque hay algo incuestionable: el racismo, practicado durante tantos años en la seudo república, creó un grueso sedimento en la sociedad que no puede ser erradicado en un breve espacio de tiempo y por decreto; y también es cierto que desde 1959 Cuba viene trabajando con denuedo para eliminar ese nefasto mal; unos piensan que debemos marchar con más celeridad en ese sentido, y otros afirman que no ha sido posible si tenemos en cuenta que el país no ha dejado un minuto de estar inmenso en afrontar un sinnúmero de problemas impuestos por los vecinos del norte. En cualquier caso, lo importante es reconocer que aún debemos seguir sin descanso para lograr el objetivo supremo que incluso nos señalara Martí cuando dijo «dígase hombre y se dirán todas las razas».

Si los más jóvenes le preguntaran a honestas personas que peinan canas cómo era el racismo en Cuba antes de la Revolución, no tengo la más mínima duda que responderían: era algo denigrante; los negros y mulatos ocupaban los puestos de trabajo más humildes; prácticamente se les privaba de acceder a la educación superior; existían sociedades de negros, mestizos y blancos, los dos primeros grupos en sedes sumamente humildes, y los blancos, por supuesto, en clubs aristocráticos; el pico y la pala para los negros, la posición de capataz, si acaso, para los mulatos, y quién mandaba a construir la obra, el blanco; las negras para criadas y para que abusaran de ellas los señoritos de la casa; exclusivas escuelas privadas para blancos, y las públicas, casi siempre en mal estado, para los negros, los que se consideraban afortunados si llegaban al sexto grado; barrios exclusivos custodiados por los que le llamaban guardias jurados para evitar que por sus calles y aceras caminaran negros, so pena de ir presos. ¡Que alguien le diga a este blanco si lo que he dicho es falso! Entonces, ¿por qué atacan tan despiadadamente a la Revolución?

Pero sucede algo muy curioso. Mientras nosotros reconocemos y luchamos; otros, tendenciosamente, atacan y olvidan. Como el objetivo de este bodrio de emisora es denigrar a Cuba a ultranza –para eso les pagan- llegan a asumir el riesgo de la ridiculez, porque es algo así como enarbolar posiciones altruistas, precisamente desde el escenario menos indicado para hablar de racismo, es decir, Estados Unidos.

Al efecto, me place referirme a un material muy interesante publicado por Granma, contentivo de datos muy elocuentes. Veamos una apretada síntesis: En Estados Unidos los negros y mulatos son llamados «afroamericanos», para recordarles que sus orígenes son diferentes, y por tanto sus derechos limitados. Datos recientes indican que los policías de New York detuvieron y revisaron a más de 684 mil personas, de las cuales el 85% eran negros o latinos; 4 de cada 10 víctimas de asesinato lo fueron por violencia racista. En el estado de Mississippi los negros tuvieron derecho al voto solo después de 1965. Cuando el luchador por los derechos civiles de los negros, Martin Luther King, fue asesinado, el entonces director del FBI, Edgar Hoover, lo calificó sin tapujos como el negro más peligroso en América.

Por supuesto, muchos ejemplos más pueden desnudar tanta infamia e hipocresía. Pero quizás resulte un posible colofón la siguiente afirmación: «el Ku Kux Klan no surgió de la nada. La ideología racista nació orgánicamente vinculada a los sentimientos de superioridad de ese país y, por lo tanto, a sus aspiraciones imperiales».

Que nadie tenga duda, no se puede predicar con tanta saña encima de un tejado de vidrio.

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