El microfonista en el audiovisual

El desempeño de un microfonista y su importancia, el que además queda en ocasiones menospreciado su trabajo por falta de visión o desconocimiento, puede repercutir su integridad en el conjunto de la obra audiovisual.

Ya sea una figura masculina o femenina, a la luz del siglo XXI, lo valioso es la repercusión que puede causar una mala selección de este profesional técnico-artístico, por llamarlo de alguna manera al sonidista principal.

Su función en la obra sin distinción de raza, credo o género, va a depender de aptitudes físicas.

Respecto a que el sistema visual es el que rige al auditivo, es también muy revelador recordar que, precisamente, una de las funciones de la audición es indicar la presencia de estímulos en las zonas que normalmente no son cubiertas por la visión.

En tanto que el oído cubre constantemente los 360 grados del entorno humano, y puede hacerlo sin depender de la posición del cuerpo, ni de la cantidad de luz presente, la vista sólo cubre 180 grados y depende de la luz y de la postura del receptor.

A partir de los estímulos sonoros captados de toda esa zona a la que nunca tiene acceso la visión, el oído indica al sistema perceptivo el lugar de donde provienen informaciones que sólo después de ser oídas pasan a ser revisadas inmediatamente por el sentido de la vista: moviendo el cuerpo, abriendo los ojos, iluminando un espacio concreto, etc.

La fenomenología del doblaje demuestra, también, lo fácil que es engañar desde el oído al sentido de la vista. Es importante en una producción por sus cualidades y conocimientos en que se debe tener en cuenta además de la fotografía y edición, sus criterios artísticos.

La etimología más exacta que une al audiovisual es sin dudas los dos aspectos fundamentales desde su construcción; así como los órganos de los sentidos con mayor desarrollo porcentual en el organismo humano, el oído y la visión.

En el aspecto práctico y de particularidades esenciales de su desempeño la mayoría del trabajo de los micrófonos (boom) se realiza mediante la colocación de estos sobre las cabezas de los actores. Colocándose más altos que la línea de visión de los objetivos de la cámara, apuntando hacia abajo en la dirección de las palabras habladas.

Algunos grabadores, personal detrás de la herramienta analógica o digital para el registro sonoro, quieren que el micrófono apunte directamente abajo, usando un micro con diagrama polar omnidireccional, ya que recoge una grabación de fondo de un ambiente uniforme, independientemente de en qué forma se desarrolle la actuación.

Este punto de vista no es compartido por todos los grabadores y/u operadores de boom, de igual forma que todos los boomanes tienen sus propios estilos favoritos y técnicas de cómo grabar las mejores pistas de diálogos.

Un micrófono omnidireccional en una posición totalmente vertical tiende a recoger muchos sonidos de pisadas. Dará la impresión de que dominan los ruidos de pies y movimientos. De nuevo, ello depende de las circunstancias y de la superficie del suelo, sobre este aspecto refiere Ángel Rodríguez Bravo.

La narrativa audiovisual ha sido consciente de eso desde el primer momento en que comenzó a utilizar el sonido y, constantemente, ha intentado imitar, reconstruir o crear sensación de espacio sonoro.

La radio, en su etapa de esplendor entre los años treinta y los sesenta, desarrolló una sofisticada técnica de tratamiento del sonido orientada a la reconstrucción narrativa de sensaciones espaciales.

Las emisoras de radio solían disponer de estudios con paredes acolchadas para recrear espacios abiertos, y estudios de paredes duras para reproducir la sensación de espacios interiores.

Se utilizaban locutorios con paredes móviles para poder controlar el nivel de reverberación de los sonidos, sugiriendo así espacios más grandes o más pequeños según las necesidades de la narración en cada momento; y se planificaban cuidadosamente las distancias entre los locutores y los micrófonos.

Algunos boomanes fijan el boom hacia abajo, apuntando el micrófono hacia arriba, hacia la voz del actor, manteniendo el micro lo suficientemente bajo para que quede fuera de la vista de la cámara.

De nuevo, esto se presta a una caracterización de la grabación menor que la deseada, y no siempre es útil para el proyecto esto se hace cuando el actor está pisando muchas hojas secas o algo que el sonido de estos efectos enmascara el dialogo que se está grabando.

Esta técnica es usada más a menudo para documentales o trabajos de noticias, donde uno no está preocupado sobre el timbre preciso o la calidad de la grabación vocal o de si el micrófono es visto en el fotograma.

Verdaderamente, la mejor grabación de sonido puede ser obtenida manteniendo la pértiga o boom alta por encima de nuestra cabeza y apuntando el micrófono hacia un ángulo descendente, pero ligeramente inclinado, apuntando correctamente a la garganta del actor.

Algunos microfonistas les dirán que el objetivo ideal hacia dónde apuntar el patrón direccional es el puente de la nariz.

Otros dirán que apuntan a la parte superior del pecho, donde se origina la voz. Aseguran que la resonancia del pecho es vital para el timbre de la grabación. Otros apuntan directamente a la boca, desde donde se emite la voz. Todas estas son opiniones válidas que he escuchado repetidas veces.

Cada booman usa la técnica que mejor le sirve al grabador con que trabajan ymás satisfactoriamente captura la actuación vocal deseada. Cualquiera que sea la técnica que utilices y/o utilice el microfonista en bien del registro sonoro es válida.

El cambiar de técnica en medio de la grabación, cambia la coloración del timbre de escena a escena debemos de tener cuidado con eso .Finalmente, todo cambio sonoro suele estar siempre asociado a un cambio visual, y viceversa.

La base de esta vinculación se debe, sin duda, a la explotación perceptiva de los principios de la estabilidad. Así, todo cambio sonoro de intensidad, tono, espectro, presencia-ausencia, etc., acostumbra a estar vinculado con cambios visuales como acercamientos, ascensos, descensos, cambios de color, cambios de plano, etc.

Sin duda, mantener unboom por encima de nuestra cabeza para la tomadurante tres o más minutos es muy agotador, es por eso, que los boomanes tienen que tener conocimientos de sonido, iluminación una buena preparación física, reflejos, sensibilidad, conocer los textos de cada actor, sus desplazamientos por el set para no provocar sombras, como y donde colocar el micrófono, la ubicación de cada luz y cada cámara.

Es por todo esto que el microfonista no puede ser ningún improvisado es una profesión que lleva tiempo y esfuerzo para formarse.

No desechar sus criterios formadores de un constructo teórico-artístico que sin dudas garantiza a la obra su espectro sonoro de calidad, necesaria como complemento a su par visual.

 

Autor