Consideraciones para especialistas hablantes de la Radio

Para ello hay que desarrollar: Una acción comunicativa

Y eso precisamente es un programa de radio de cualquier género (sea informativo, musical, cultural, dramatizado, etc.).

Para comunicarse plenamente con el oyente hay que tener en cuenta si son  niños, jóvenes, adultos, ancianos (de ambos género). Eso establece distintas posibilidades para la  comunicación en el acomodar el texto e intencionalidad.

En lo anterior debemos considerar, además, que existen las llamadas VOCES LÍDERES. Esas voces, indudablemente, deciden mucho en la credibilidad que asume el oyente ante lo que se le está ofreciendo.  Por lo tanto, hay que tener en cuenta que un gran por ciento del éxito de la comunicación en este medio radica en la voz que comunica, en su capacidad de transmitir intencionalidades.

Hay palabras o también oraciones que se  comunican marcando justamente aspectos que se quieren dejar sembrados en la memoria de quien nos escucha. Como bien saben ustedes, ello ya entra en el campo de la psicología comunicativa.

Por otra parte, un HABLANTE EN LA RADIO (en este caso referido a los especialistas que comentan sobre su campo de acción profesional) debe tener dominio en:

-Buena articulación de las palabras.

-Cultura que apoye lo que se expone fuera del texto. (También esto se refiere al campo de la improvisación).

-Entonación fluida, segura, convincente.

-Alto nivel de convencimiento con su mensaje-comentario.

-Profesionalismo en el arte de matizar las ideas que se expresen. (Si se lee no dar esa idea al oyente).

-Evitar el atropellamiento de las oraciones. Respetar en la respiración las comas del texto (si se lee)

-Tener en cuenta los cambios tonales para que el oyente sienta complacencia en lo que está  escuchando  en voz del especialista.

Y a todo lo anterior se puede agregar que el tiempo de exposición ante el micrófono no debe pasar de 3 minutos (en cada vez). Ese tiempo permite que el programa se desarrolle con un ritmo dramatúrgico controlado y crear expectativas para seguir escuchando al especialista en otro segmento.

Un programa digamos de dos horas de duración,  donde tributan varios especialistas en diversas ramas del saber se asume como una propuesta radial compleja toda vez que hay un importante número de especialistas-voces que necesariamente deben acoplarse entre sí para que la emisión no se desproporcione nunca por exceso en el tiempo de las intervenciones. Integrarse a una emisión como ésta significa no violar los códigos estudiados y establecidos en un programa de Radio. Respetar los tiempos internos en ese balance de cada emisión permite fluidez en la comunicación en la cual, además, entran segmentos de noticias, notas científico-técnicas y culturales a las que habría que sumar determinados números musicales.

En dos horas de transmisión continua de una Revista radial hay que ser sumamente celosos de la llamada curva de interés que va permitiendo un necesario respiro para que el oyente acomode la información con lógica y sin apresuramientos. Es como una clase para un profesor: motiva, desarrolla y recapitula, sólo que en Radio el alumno está invisible y por lo tanto ignoramos si nos está oyendo o escuchando, de pie, sentado o acostado, o si se siente bien o está enfermo, si está feliz o deprimido, en el eterno misterio que supone la Radio en la transmisión de sus propuestas a un  oyente que no vemos.

Por suerte para todos, la Radio tiene códigos que deben respetarse y quien mejor que un especialista en cualquier disciplina del conocimiento para entender aquello que le dijo el cuadro a la pared:

DISCULPA QUE TE DE LA ESPALDA. Por lo tanto, el especialista hablante en la Radio no puede hacer oficio de cuadro que convierta al oyente en una pared.

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