Camagüey es ciudad en medio del llano. Tan inveterada y hermosa como la esencia misma de la cubanía; no por gusto fue una de las siete primeras villas fundadas por los españoles en Cuba en el lejano 1514 cuando la bautizaron como Villa Santa María del Puerto Príncipe.
La fundación el 2 de febrero de 1514 estuvo a cargo del Teniente a Guerra Diego de Ovando, cumpliendo órdenes expresas de Diego de Velázquez. Escogió primero a Punta de Guincho, que pertenecía al cacicazgo de Mayanabo en lo que es hoy Nuevitas, hasta el traslado a su ubicación actual.
Los llanos y potreros que la rodean, definen toda la zona, lo mismo que sus barrigones y grandes tinajones de barro que desde 1600 comenzaron a vestir de lujos los patios y jardines de sus haciendas coloniales, al extremo de ser hoy su referente cultural por excelencia.
Otro encanto camagüeyano lo son sus calles, con un caprichoso entramado serpenteando como una culebra que a cada momento exhibe vericuetos y callejones que sorprenden por su gracia, con nombres que a cada paso revelan la historia de su pasado.
Recuerdo un breve paseo por el barrio de El Carmen, colmado de evocaciones coloniales en su arquitectura. Iglesia, Plaza, y a un costado el portal que precede a CMKC Radio Cadena Agramonte, otra joya y símbolo de su centro histórico.
Así de impresionante es la del bayardo Ignacio Agramonte donde el 24 de mayo en 1882 nació quien también fue otro principeño o camagüeyano ilustre; me refiero a Luis Casas Romero. No en vano nació allí.
¡Cuántos más nombres ilustres se pudieran mencionar! Desde la Avellaneda, hasta Amalia Simoni y los artistas de la plástica contemporáneo Flora Fong y Roberto Fabelo, así como Enrique José Varona, Salvador Cisneros Betancourt, Carlos J. Finlay y el poeta Nacional Nicolás Guillén , por mencionar unos pocos.
Luis Casas Romero es un referente de la cultura cubana. Precoz en el arte musical, se inició en su estudio desde que contaba nueve años de edad. Y a los once, ya tocaba en la orquesta de la Sociedad Popular Santa Cecilia. Como legítimo camagüeyano con solo quince años se unió al Ejército Libertador, bajo el mando del General López Recio.
Poco después de entrado el siglo veinte se mudó para La Habana y trabajó como flautista y director de la orquesta del teatro Martí. Tras una gira por México, a su regreso empezó a tocar la flauta en la orquesta de teatro Alhambra.
Su virtuosismo con ese instrumento le hizo merecedor de una plaza de profesor en el Conservatorio Nacional de Música Huber de Blanck, donde además impartió clases de solfeo, composición e instrumentos de banda y orquesta.
Desde 1913 tocaba la flauta en la Banda de Música del Estado Mayor del Ejército, cinco años más tarde fue nombrado su director, cargo en el cual se mantuvo hasta su muerte.Compuso zarzuelas, boleros y danzones, y fue el creador del género criolla; entre ellas El Mambí, Alma criolla, El sinsonte, Camagüeyana y El palmar. A él se deben, además, piezas de corte romántico como Adiós amor y Si llego a besarte.
A creador tan inagotable le cupo la gloria de estar entre los que fundaron la Radio en Cuba cuando el 22 de agosto de 1922, junto con su hijo Luis, protagonizó la primera transmisión de la emisora 2LC en el local de calle Ánimas 99 en La Habana.
Luis Casas Romero fue, a la vez, el primer hombre-radio, ese que se encarga de la programación e incluso de operar los equipos de transmisión. A tanta gloria se añadió que su hija Zoila Casas Rodríguez fuese la primera mujer en hablar para la radio; de hecho es la locutora primada de Cuba.
Es simbólica la conjunción de hechos que definieron desde entonces a la naciente Radio Cubana como una gran familia, realidad palpable desde entonces y hasta la actualidad.
La Radio Cubana es hija de Luis Casas Romero, cuyo natalicio llega este 24 de mayo a su 143 aniversario. Un hijo de Cuba – originario de Camagüey, ciudad que es un referente de la cultura nacional, y que tanta gente de talento ha sumado a este medio nuestro: LA RADIO.