La radio en la nueva era digital

Grabar y editar  testimonios en audio se  convierten en esencia de la producción radiofónica como es la obtención de imágenes para la televisión. Desmontar esos sonidos y darle coherencia con la adecuada síntesis se convierte en un arte que exige habilidades de escucha y conocimiento de las técnicas de edición  digitales que van desde la utilización de efectos hasta la incorporación de bandas sonoras a la palabra. Si a la edición de materiales que contienen voces se le añade una guía de intereses, la efectividad es superior. No olvidemos que esos materiales también estarán insertados en la Internet.

Cuando el programa de radio repercute en la comunidad el mismo posibilita la participación, porque gusta, agrada lo que se ha puesto en antena. La envoltura o decorado de un espacio es también contenido que “potabiliza” la propuesta. Los cuartos de montaje y edición de las emisoras son laboratorios de creación para mezclar en posproducción los sonidos que lleva el programa. Es ahí donde se conforma el producto final, que no solo se trasmite hoy, por una radio emisora, sino también en Internet, porque vivimos en una sociedad de redes, globalizada que nos hace parte de de grandes mundos virtuales. El producto que se hace hoy desde la comunidad asume un compromiso universal.

La radio es un proyecto de desarrollo social sostenido, de debate de ideas a la luz de todos, de ahí la importancia de cultivar su efectividad como medio de comunicación, sin descuidar ninguno de los pasos de la elaboración del programa que se emite. Ir a la perfección. Carlos Marx señalaba que lo ideal no puede ser otra cosa “que lo material traducido y transpuesto a la cabeza del hombre”.

En el mundo las cosas van tan rápido que la radio no es una excepción, las nuevas tecnologías son un ejemplo de esa velocidad, muchas de ellas se quedan en el camino, porque al estudiarlas, en ese tiempo de familiaridad, se ponen viejas y hay que asumir otras. Como nunca se impone un sistema de capacitación permanente unido a mediciones de audiencia para desarrollar con efectividad la producción radial.

Se necesita además  en este siglo 21, de mucha imaginación, apelar a una superior creación de ideas que equilibre el desmesurado desarrollo tecnológico. Revolucionar las programaciones y ponerlas a tono con la era digital, porque la resistencia a ser analógicos continúa arrastrando estilos de antaño.  Urge solucionar los problemas de la radio digital y ponernos en red, unirnos. Las naciones hacen alianzas, las emisoras  deben hacerlas también.

Cuando llamamos a poner en práctica una revolución  en la realización radial, nos referimos en primer plano a evolucionar los pensamientos individuales desde abajo, donde nace el fruto comunicacional. Revolucionar las formas de hacer, imponer nuevos estilos, cambiar y mantener al propio tiempo la inmediatez que caracteriza al medio. Debemos escudriñar las nuevas tecnologías. Un buen momento para que  los directivos de radio junto a sus trabajadores consideren  que el prestigio y los ratings de sintonía  de una emisora van aparejados a la credibilidad de los contenidos, y la calidad de la elaboración de los productos radiofónicos.

 

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