Entre las tantas emociones por la labor de nuestros atletas cubanos, lo colorido del acto inaugural y las hermosas instalaciones erigidas para la ocasión, me satisface escuchar las voces de nuestros narradores y comentaristas deportivos de la Radio y la Televisión Cubanas, quienes siguen minuto a minuto cada competición para darla a conocer en vivo y directo. Hace unos días, de tarde, sonreí cuando escuché a Diego Méndez referirse a la belleza de las mujeres tapatías; obviamente, se percató de un detalle entre muchos que identifica a la riqueza humana de ese territorio, esencia y presencia de México en el mundo. ¡Que no se enojen las cubanas porque en nada desestimo la belleza de nuestras mujeres, también entre las más bellas del mundo.
No fue por gusto que Velázquez, Méndez y Esperón – este otro Méndez no pariente de Diego, al menos que yo sepa – compusieron hace al pie de sesenta años la canción “Ojos tapatíos” interpretada por el Charro Cantor Jorge Negrete. Sin duda, la mujer tapatía se caracteriza por sus ojos color café oscuro o negros, grandes, semi-achinados y labios gruesos bien formados: ello mezcla de lo hispano-árabe con las raíces indígenas guachichiles, tecos, otomíes, purépechas, huicholes y cocas, entre otros.
Por lo anterior aprovecho la ocasión del acontecimiento deportivo para comentar un poquito acerca de Jalisco y Guadalajara. El nombre Guadalajara lo heredó de una ciudad homónima en la región española de Castilla-La Mancha. Curiosamente es un nombre hispanizado de origen árabe cuyo significado es: “río que corre entre las piedras”. El nombre Jalisco, por su parte, deriva de la expresión “perla sobre la arena”; otros afirman que significa “arena cara”, mientras no faltan aquellos que lo remiten a un tipo de piedra volcánica denominada Jal.
¿Y… de dónde viene la palabra tapatía, tapatío? El gentilicio de las personas oriundas de Guadalajara es: guadalajareño o guadalajareña, pero lo más común es llamarles tapatíos y tapatías. No es, propiamente, por el famoso Jarabe Tapatío. Es su gentilicio por antonomasia originado gracias a un vocablo indígena en lengua náhuatl: “tlapatiotl”, que significa “vale por tres”. En los tianguis, como se les denomina a los mercados populares indígenas heredados hasta nuestros días, antiguamente se comerciaba mediante trueques. Los productos eran canjeados y el “tlapatiotl” era una especie de unidad de medida que también constituía una unidad monetaria, por así decirlo, un punto de referencia comercial. Cuando la gente de otras regiones iba allá para comprar y vender mercancías, lo hacían sobre esa base; así decían que iban a donde los “tlapatiotl”, palabra que al paso del tiempo se castellanizó para convertirse en tapatío.
En el pueblito de Cocula nació el mariachi, aunque difundido también en Nayarit, Colima y Michoacán, Estados vecinos, como de todo Jalisco son el tequila y la charrería (deporte nacional). Los tres son símbolos de la mexicanidad, aunque cada región de ese hermano país muestra otras manifestaciones culturales – cito como ejemplo la región huasteca” importante enclave geocultural más al sureste –, pero lo cierto es que en los años posteriores al triunfo de la Revolución Mexicana de 1910, la búsqueda de la mexicanidad asumió al charro como prototipo masculino, mientras que el femenino le correspondió a la china poblana. Y su grupo musical representativo: el mariachi.
Quise aprovechar la ocasión de los Juegos Panamericanos para estas pinceladas que espero les hayan gustado, y ahora vuelvo a insertarme al ritmo de la vida con Radio Rebelde en Guadalajara, allá mismo donde el colega Diego Méndez y otros narradores cubanos siguen imprimiendo pasión al certamen y, sin duda, admirando y elogiando las tantas bellezas de esa tierra hermana.