El agua potable: En el capitalismo una mercancía, en Cuba un recurso para usar eficientemente

En no pocos países del mundo, como parte de su lucha por  preservar la soberanía alimentaria y defender sus recursos naturales, el campesinado y demás sectores populares, a diario se enfrentan a los monopolios o trasnacionales que controlan la producción de los bienes de la naturaleza, y muy asociados a éstos el estratégico y vital  líquido.

En Cuba desde finales de la década de los sesenta se emprendió un esfuerzo notable  para elevar el acceso de la población en general al agua potable.

Como parte de esta estrategia había que enfrentar un  problema: en 1997 se detectó en varias provincias contaminación de las cuencas hidrográficas debido al  crecimiento de la carga contaminante, lo cual tenía su raíz en la ausencia de sistemas de tratamiento de las aguas residuales o su deficiente funcionamiento.

El aumento del nivel del mar y  la reducción del caudal de los ríos vertidos en el mar, como resultado de los embalses creados aguas arriba, ocasionaron afectaciones de los acuíferos en algunos lugares.

De manera que a principios del siglo XXI, la Isla declaró como prioritarias medidas tendentes a volver más eficiente el uso del agua para riego, a proteger las fuentes de agua de la intrusión marina y a reducir la contaminación.

Fue así que en 2007 el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH) elaboró el Plan de Medidas de Adaptación de los Recursos Hídricos ante el Cambio Climático y el Programa de Ahorro y Uso Racional del Agua.

Para satisfacer las necesidades de zonas o regiones con déficit de ese líquido, actualmente se ejecutan trasvases entre cuencas, como el de Holguín-Camagüey, Sancti Spirítus-Camagüey y Norte-Sur en Guantánamo, donde gracias a la inversión conocida por Trasvase Sabanalamar-Pozo Azul una zona de alto potencial agrícola como el Valle de Caujerí ya tiene agua, según un reciente reportaje del diario Granma.

En medio de limitaciones económicas y financieras, del impacto del bloqueo norteamericano y de la crisis mundial, en casi toda la Isla se lleva a cabo la rehabilitación de acueductos y alcantarillados, especialmente en las principales ciudades: La Habana, Santiago de Cuba, Camagüey, Holguín, Las Tunas, Guantánamo y localidades importantes como Trinidad, para lograr mayor eficiencia en el uso del agua, incluso la destinada al riego de plantaciones.

En tal sentido se revisaron las normas de consumo destinados a los cultivos y la adaptación de las diferentes variedades a las nuevas circunstancias de sequía.

Se pretende incrementar el mantenimiento de la infraestructura hidráulica  nacional, construir diques contra la intrusión de aguas marinas, reubicar pozos a no menos de dos o tres kilómetros de la costa, promover el uso racional del agua incentivando su ahorro y en ese camino fortalecer la educación ambiental.

Incluso en el Proyecto de Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido Comunista de Cuba y la Revolución, que acaba de discutir la población, con vistas a su aprobación en el VI Congreso de esa organización dirigente, se recoge que el balance (control o supervisión) de agua constituirá el instrumento de planificación mediante el cual se mida la eficiencia en el consumo estatal y privado, respecto a la disponibilidad del recurso.

Uno de sus acápites subraya también que se priorizará y ampliará el programa de rehabilitación de redes, acueductos y alcantarillados hasta la vivienda, con el objetivo de disminuir las pérdidas de agua en el mediano plazo, reduciendo consecuentemente el consumo energético e incrementando su reciclaje.

En fin, a diferencia de lo que ocurre en muchos países, donde los monopolios o trasnacionales capitalistas han convertido el agua en mercancía e instrumento de dominación y explotación, en Cuba el gobierno batalla por “continuar desarrollando un programa hidráulico con inversiones de largo alcance para enfrentar mucho más eficazmente los problemas de la sequía y del uso racional del agua en todo el país, incluso elevando la proporción del área agrícola bajo riego”, como expresan los lineamientos económicos.

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