El tema del bloqueo en la Cumbre Iberoamericana

En estas conferencias, iniciadas en la ciudad mexicana de Guadalajara en 1991, los países iberoamericanos han condenado siempre el criminal e ilegal bloqueo económico, comercial y financiero que, contra Cuba mantiene Washington desde hace más de medio siglo.  

En la Declaración Final, que deben aprobar este sábado los jefes de las 22 delegaciones que asisten a la Cumbre de Cádiz, de nuevo estará Estados Unidos en el banquillo de los acusados, y esta vez sin poder emitir un voto en contra, porque precisamente el mérito principal de estas conferencias es que nacieron como una instancia iberoamericana sin la presencia de Washington.  

Así ha sido a lo largo de los últimos 21 años, aunque en América Latina han surgido en los últimos tiempos otras organizaciones de mayor peso, como el Mercosur, el ALBA, Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América y la CELAC, que agrupa a todos los Estados latinoamericanos y caribeños, y en las cuales tampoco están los Estados Unidos.  

Es cierto que esta Cumbre, que se realiza para evocar el bicentenario de la Constitución de Cádiz y fue inaugurada en el hermoso Teatro Falla por el presidente español Mariano Rajoy y el Rey Juan Carlos, se realiza en medio de la peor crisis económica de España y Portugal, y con la ausencia de siete presidentes latinoamericanos: Argentina, Cuba, Guatemala, Nicaragua, Paraguay, Uruguay y Venezuela.  

Pero tiene la virtud de que los representantes de la península ibérica, como nunca antes, miren hacia América Latina, que enfrenta la crisis económica global con mejores resultados y, gracias a la existencia creciente de gobiernos progresistas, la región es ahora más independiente de Estados Unidos y de sus antiguas metrópolis europeas.  

Al contrario de lo que dijo el presidente Mariano Rajoy en la inauguración de la Cumbre, es Europa la que debe mirar hacia América Latina, pero no como lo hizo hace poco más de quinientos años, en son de conquista y saqueo, sino en procura de una cooperación efectiva, con respeto a la dignidad, la independencia y la soberanía de Nuestra América.  

De ese modo será posible evocar con respeto el bicentenario de la Constitución de Cádiz, y de paso aprobar un punto en la Declaración Final que recuerde por unanimidad a Estados Unidos que debe, como aprobó la Asamblea General de las Naciones Unidas el pasado martes, levantar el genocida bloqueo contra una pequeña nación iberoamericana que habla en el Caribe el Idioma de Cervantes y que luchó heroicamente por su primera independencia a lo largo de treinta años, hasta la intervención oportunista de Estados Unidos en la guerra hispano-cubana.

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