La Radio Cubana ajustada a las exigencias de estos tiempos

Como nunca antes, estamos llamados a que todos los planes se correspondan con la capacidad económica de que disponemos, hacer otras tareas más allá de lo planificado solo será viable si somos capaces de emplear para ello los recursos previstos en el plan original, para lo cual habrá lógicamente que elevar nuestra eficiencia.

Los medios de comunicación no están exentos del reordenamiento económico que vive el país, y como parte de ellos la radio. Se impone entonces emplear todos los recursos creativos de que se dispone, para llevar a los públicos mensajes con el vivo reflejo de la sociedad, el empeño por transformar a Cuba y validar el modelo económico que se ha trazado la Revolución. Los medios son el termómetro para alentar y llamar la atención donde no se marcha como se espera,  estimular y generalizar  las acciones que resultan positivas con el esfuerzo del colectivo y la sabia conducción de los dirigentes al frente de cada área o entidad.

En el campo económico, la estrategia comunicativa que se adopte para impulsar el desarrollo de la actividad productiva debe contemplar el tratamiento de temas, fundamentados en teorías ya probadas, que ofrezcan los elementos esenciales para la interpretación, racionalización y análisis de la práctica del liderazgo gerencial y la responsabilidad.

Hacia adentro de los medios, este proceso productivo también está ligado a la actividad económica, pues hacer programas de radio  constituye un proceso de producción, donde la economía desempeña un rol determinante y sin el cual no podríamos avanzar ni obtener resultados en la comunicación con los públicos,  a partir de un producto radiofónico más eficaz, atractivo y con mayor rigor que en otros tiempos.     

Todos estos factores inciden en el funcionamiento de la Institución,  se integran y conjugan para mejorar el desenvolvimiento de las actividades organizacionales de manera estructural, lo que es imprescindible tanto en entidades corporativas o empresariales, como en los medios de comunicación.

Uno de los factores más importantes es el proceso de planeación, en el cual cada empresa debe incorporar acciones para garantizar una mejor participación de los trabajadores y los altos ejecutivos de la organización.

La toma de decisiones también es un aspecto importante. Es a través de ese proceso que se diferencian los diversos problemas presentados y se encuentra la solución más idónea, sectorizada por prioridades.

Es importante destacar que todos estos elementos se conjugan e interrelacionan para lograr que la administración se haga más efectiva y programada. No se podrá alcanzar el cumplimiento de los objetivos trazados si no se dispone de una organización donde la información fluya sistemáticamente de manera racional.

Pensar bien a la hora de adoptar una decisión, donde el margen de error sea mínimo, no es un asunto fácil, pero el ejercicio diario crea habilidades que mejoran con la preparación y el conocimiento. No pocas veces se afirma que  quien no sabe decidir no sabe dirigir, o que decide demoradamente producto de inseguridad, baja consulta con sus colaboradores o desconocimiento de cómo resolver los problemas que se presentan, lo que sin dudas afecta la credibilidad y liderazgo.

Tampoco ayuda en el proceso de dirección el exceso de consultas, pues se supone que quien ostenta una responsabilidad debe asumirla en toda su capacidad. Los nuevos tiempos que vive el país así lo disponen, cada quien debe responder con capacidad ante las tareas que enfrenta en su área de acción, y de acuerdo con sus funciones y facultades. Una buena dirección crea la confianza necesaria y la seguridad tanto para dirigidos como para los superiores.

Este año no hay dudas de que habrá mucho que cambiar e incluso corregir lo que se ha implementado, lo cual es lógico dentro de todo proceso de adiestramiento, que debe animar a estudiar mejor, sacar de las fallas las enseñanzas que nos permitan no repetirlas en la próxima tarea.

El 2013 será duro, nos pondrá a pensar en cada paso a realizar y seguir comprometiendo a los colectivos en cada empeño para que sienta suyo todo cuanto hará. Luego se requerirá de la necesaria evaluación, despojada de autocomplacencias, justificaciones y ajustada, para poder validar con certeza lo que se ha realizado  bien y aquello que se nos ha quedado atrás. Ello posibilitará nuestro avance hacia el futuro.

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