Leonardo Padura: La constancia es el secreto del éxito

Violeta Ramos: Padura, eres el primer cubano que recibe este prestigioso galardón lo que te ubica al lado de las grandes figuras de la literatura Latinoamérica. ¿Qué significa para ti el haber obtenido este lauro?

Leonardo Padura: Quiero decirte que estoy muy feliz con este premio. El lauro se da en estos momentos en tres categorías. Una que se le entrega a un escritor francés, otro para un escritor latinoamericano y otro para un ensayista que presente un libro. En la categoría de autores latinoamericanos lo han recibido importantes autores de la lengua en los que se incluye Adolfo Bioy Casares, Alvaro Muti, Carlos Fuentes, Patrick Chamoiseau, Simone Schwarz-Bart, René Depestre, en fin que la lista de los premiados es lo que categoriza este premio pues la dotación en metálico es absolutamente simbólica. Soy el primer cubano que lo gana y para mi significa mucho estar en compañía de alguno de los grandes…grandes, escritores latinoamericanos contemporáneos.

VR: Antes de decidirte por la narrativa ejerciste el periodismo y la critica literaria. ¿Hasta que punto influyó el periodismo para abordar después la novela?

LP: Mira realmente creo que yo empecé a ser todas las cosas a la vez mientras realizaba mis primeros trabajos de curso en la universidad y mis primeros cuentos. Después cuando termino la carrera en el año 80 comienzo a trabajar en el Caimán Barbudo. En esta etapa realicé la función, fundamentalmente, de crítico y también es la época en que comienzo a escribir la que sería mi primera novela «Fiebre de caballos» que se publicó en 1988. Pero ya desde el año 1983 trabajé como periodista en Juventud Rebelde y esta fue una etapa decisiva en mi trabajo, en mi carrera y también en mi vida personal, porque haciendo periodismo creo que pasé a ser, del aprendiz de escritor que era cuando escribí mi primera novela, a un escritor con muchos más instrumentos profesionales, más herramientas, y eso se lo debo en parte al periodismo. Así que estos años de periodismo me permitieron no solamente conocer más de cerca la historia de Cuba, sino también hacer un ejercicio de escritura muy libre que me permitió ensayar lo que después haría como escritor de ficción.

VR: El personaje de Mario Conde y la novela detectivesca, por la que obtuviste el premio Dashiell Hammett en la Semana negra de Gijón, lo utilizaste como una manera de entrar en todas las capas de la sociedad cubana y palpar lo que sucedía en todos los estratos sociales?

LP: Si, la novela policiaca que escribo le llamo falsos policiales porque el lector puede darse cuenta, con relativa facilidad, por donde andan los tiros, en cuanto a lo referido a por qué ocurrieron determinado hechos. El enigma para mi no tiene mayor importancia. Desde mis comienzos me propuse una novela policial que tuviera una mirada profundamente social, que de alguna forma, a través de este género que habla de crímenes, de robos, de violencia, entrar en un sector de la sociedad cubana que habitualmente no se novelaba y este género me permite acercarme a el y trato de hacerlo siempre con la mayor capacidad literaria que pueda conferirle.

VR: Después que terminas la tetralogía Las cuatro estaciones, que incluye: «Vientos de cuaresma», «Pasado perfecto», «Mascaras» y «Paisaje de otoño», entras a la novela histórica y utilizas la historia de Cuba como hilo conductor con el libro «La novela de mi vida» que se acerca a la vida y obra de José María Heredia, con que la obtuviste varios premios, entre ellos el Casa de Teatro de República Dominicana y el Premio de la Crítica Literaria en Cuba. ¿Qué te hizo cambiar de género literario?

LP: Cuando yo termino «Paisaje de otoño», cuarta novela de la serie Las cuatro estaciones, tuve un momento que sentí que había llegado al tope de las posibilidades con Mario Conde, incluso ya con «Vientos de Cuaresma» yo sentí que la estaba escribiendo en contra de lo que me pedía el estilo, la estructura, pero yo quería conservar una unidad en esas cuatro novelas. Finalmente en Alemania, se publicaron las cuatro novelas en un mismo volumen. De alguna forma son cuatro episodios, cuatro momentos en la vida de Mario Conde. Después de esto escribí dos novelas más con este personaje ya con características diferentes. El proyecto siguiente en el que entré fue justamente «La novela de mi vida». Este es un libro en el que utilizo determinados recursos de la novela histórica aunque «La novela de mi vida», no es propiamente una novela histórica, es una novela que se vale de la historia, al igual que mi más reciente libro «El hombre que amaba a los perros», para entender y explicar el presente desde el pasado. En este caso «La novela de mi vida», es la historia fundacional de Cuba a través de la poesía. José María Heredia fue el gran poeta cubano, el primer gran poeta romántico de la lengua española, de América Latina, el primer independentista cubano, y yo diría que el primer cubano que tuvo capacidad de expresar la cubanía. Precisamente se llama el libro La novela de mi vida» porque Heredia en algún momento habló de la novela de su vida. Alrededor de la obra de Heredia hay toda una serie de elementos reales pero muy dramáticos que sirven para entender qué es ser cubano, cómo se ha manifestado el cubano a lo largo de estos 200 años que tiene como identidad cultural independiente, como nación.

VR: Sus historias son leídas por lectores de distantes latitudes y diversas culturas. ¿Cuáles son los códigos que hacen universal su literatura?

LP: Mira decía Carpentier, citando a Unamuno, que hemos de hallar lo universal en las entrañas de lo local y en lo circunscrito y limitado, lo eterno (…) y es que yo creo que hay códigos universales, comportamientos, actitudes, formas de entender y expresar la vida que son universales. Nuestro país ha transitado por distintos momentos en los últimos 50 años. A partir del año 1990, comenzó otra etapa en la vida cubana. Además comenzó también una etapa universal muy convulsa con el derrumbe del campo socialista, la caída del muro de Berlín y todo el peso de la historia universal cayó sobre Cuba. Yo me lo propuse y de alguna manera creo que lo he logrado, escribir sobre Cuba, pero a la vez que fuera una literatura que tuviera esa capacidad de conexión con un lector no cubano. Tengo la suerte de tener mis novelas traducidas a más de 15 idiomas. Parte de mi obra se ha publicado en lugares alejados de nuestra cultura y nuestra geografía. Por ejemplo en Israel, en Korea, en China, y los códigos son asimilados por el lector y creo que esto se debe a que el lenguaje y las situaciones van más allá de un contexto determinado. En Francia, Italia, Alemania, Portugal, he logrado una cantidad de lectores considerables, y esto no me convierte en un bets seller, no lo soy, pero he logrado la cercanía y la fidelidad de muchos lectores.

VR: Eres de los escritores que no cree en la inspiración ¿Qué disciplina tienes para trabajar?

LP: Mira la novela es una carrera de maratón, el cuento puede ser una carrera de 200 metros o 400 metros; le das la vuelta al óvalo, coges la curva, haces una estrategia, y llegas al final, la poesía son 100 metros, la poesía es todo, llega y se plasma o no, pero la novela es realmente un maratón, es un trabajo sobre una idea en la que empiezas a pensar en un momento determinado. Esa idea pasa a convertirse en una obsesión, esta pasa en algún momento a tener un desarrollo y cuando tiene ese cierto desarrollo y ya sientes que te llama el acto de la escritura comienza entonces esa etapa de la carrera, que es todos los días a salir a vencer un espacio, espacio que a veces te lleva dos, tres años, tienes que incluso tener una cierta preparación psicológica.

VR: ¿Que tiempo de investigación y escritura le llevó su más reciente novela «El hombre que amaba a los perros»?

LP: Mira «El hombre que amaba a los perros» fue un libro que me llevó, sólo la investigación, dos años y después tres años más de investigación y escritura . Es por eso que te decía que no se puede estar inspirado cinco años. No puedes esperar a que la musa baje para proponerte a escribir, prefiero que la inspiración me llegue trabajando. Entonces de mucho entrenamiento y disciplina. Aunque estés agotado sabes que al día siguiente tienes que volver a correr, de ahí mi símil entre la novela y el maratón. Este fue un libro que primero fue una idea, después se convirtió en una posesión y este sentimiento me llevó a buscar información bastante complicada durante dos años trabajando en bibliotecas, con papeles de archivo, libros de la época y otros recién publicados en España en ese momento. También acudir a literatura escrita en francés, italiano…. pero fundamentalmente en español, porque hay toda una información nueva sobre algunos de los aspectos que yo abordo como por ejemplo la guerra civil española, el papel de la internacional comunista en Europa y España. Con todo esto ya me sentí dispuesto a escribir el libro. Pero cuando comienzo me doy cuenta de que me había lanzado al mar. Aparecieron nuevas cosas y tuve que seguir investigando. Durante cinco años, escribía por la mañana, leía por las tardes, seguía fichando y así fue que hice una cronología de alrededor de 700 paginas donde incluía año por año todos los episodios importantes, acontecimientos, personajes, todo lo que iba ocurriendo durante los años en que se desarrollaba la novela, que son bastantes años….? Y con todo esto me iba auxiliando, porque en este caso especifico, la inspiración tenia que estar sustentada en informaciones sólidas y confrontadas. Sin esa información me era imposible escribir.

VR: Gracias Padura por su tiempo y sus palabras

LP: Gracias a ustedes por invitarme a este espacio

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