Radio y oralidad

La Radio es en principio oralidad. Sus mensajes son el resultado de la arquitectura de palabras. Llamémosle así ya que antes de emitirse, el mensaje requiere ser proyectado sobre una estructura lógica; de no serlo, la palabra articulada sería solamente ruido. Todo esto es un asunto a ser tomado muy en serio. El objetivo de cada unidad radial se apoya en la elaboración consciente: todo está previsto.

Con un ejercicio del intelecto – y buena dosis de imaginación – caemos en la cuenta de que todos los recursos radiales trabajan en función de lo oral. Música, efectos sonoros  y silencio son, si no entes de la oralidad misma, auxiliadores o enfatizaciones de ella.

La complejidad del producto radial transita por una combinatoria racional y bien calculada de todos los elementos que la integran. Juntos posibilitan que la fórmula sonora – en apariencia simple – sea portadora de los estímulos necesarios para llegar a los cuatro sentidos restantes.

El desafío se recrudeció con la inclusión de textos escritos para su difusión. A partir de entonces lo que puede denominarse “oralidad radial” sufrió en apariencia una arremetida. La cualidad informativa de la radio no podía sustraerse de su función como difusora de noticias, ideas y saberes veraces y objetivos. ¿Tendría este medio que subordinarse al texto, o viceversa?


En Cadena Habana la oralidad es una herramienta de los jóvenes comunicadores


Lo primero hace a los mensajes “transmisibles”, pero no “radiables”. Corresponde entonces al texto redactado una migración hacia lo mediático, que va desde la estructura escrita hacia la de carácter oral sin que por ello mermen la densidad o calidad de los contenidos.

La radio es un medio altamente masivo; posee la potencialidad de invadir cualquier espacio sin que sus públicos se compelan a abandonar la labor ni el lugar en que estén; solos o en compañía; en cualquier posición corporal, viajando a pie o en cualquier medio de transporte. Esas son posibilidades que la sitúan en ventaja por encima de los demás medios.

Aliada y propulsora de la gestión del conocimiento, como él mismo sigue un orden sistemático, lógico y orgánico al construir sus mensajes. En dicho proceso se incorporan elementos que van desde la correcta interpretación de “lo que se va a decir” hasta el vocabulario, siempre adecuado al lenguaje oral como única fórmula para su interpretación mayoritaria.

La radio tiene a la oralidad como punto de partida. Ella precisa que sus contenidos escritos se adecuen a esa característica. El producto radial – para ser eficaz – incluye la transmutación de sus mensajes desde lo escrito hacia lo oral. Eso es algo que no siempre se logra.

Autor

  • Tomás Alfonso Cadalzo Ruiz

    Tomás Alfonso Cadalzo Ruiz (Cienfuegos, 1951). Miembro de la UPEC y de la UNEAC. Periodista, escritor y director de programas de Radio. Autor de varios libros en México y en Cuba, entre ellos, "La Radio, utopía de lo posible". Colaborador del Portal de la Radio Cubana desde su salida al aire. Escribe además para espacios de Radio Progreso, Radio Ciudad del Mar y el periódico "5 de Septiembre".