La COCO y el más cívico de los periodistas cubanos

En la década de los años 30 del pasado siglo, la COCO había consolidado su prestigio entre los radioyentes, a través de espacios amenos, entre ellos los musicales, los humorísticos y los noticiarios, entre otros, esperados cada día en los hogares habaneros; solidez apuntalada por la vasta cultura y conocimientos radiofónicos de su precursor —con la colaboración de su hijo—, quien legó a nuestra cultura memorables piezas musicales, muchas de ellas con profundo contenido patriótico, como su célebre El Mambí (1912).

El acreditado artífice —Camagüey, 24 de mayo de 1882-La Habana, 30 de octubre de 1950—, quien con apenas 13  años ocupó el cargo de segundo trompetista de las tropas mambisas al mando del general López Recio Loinaz, asimismo compuso otros muchos temas, entre ellos Si llego a besarteA orillas del TínimaAdiós al bohíoAlma CriollaAsí eres túChelitoDe Oriente a Occidente; y la conocida Marcha Símbolo, que en la actualidad utiliza el INDER en sus actividades oficiales, además de numerosos himnos.

Pero volvamos a la COCO, una emisora que siempre estuvo ajena a los intereses mercantilistas extranjeros y en la que actuaron las más reconocidas orquestas y solistas de la primera mitad del pasado siglo, así como destacados aficionados. Su Noticiero Deportivo —aún existente—  gozó de extraordinaria popularidad.

A principios del año 1948, exactamente el 26 de enero, un animoso revolucionario, periodista radial, militante del Partido Ortodoxo y locutor, con probadas ideas antiimperialistas y martianas, venido al mundo en Pinar del Río, el 2 de marzo de 1905, adquirió esta radiodifusora, inyectándole ardiente fervor a favor de la lucha reivindicadora del pueblo. Me refiero a Guido García Inclán, quien dos días después, en fecha coincidente con el aniversario 95 del natalicio del Héroe Nacional de Cuba, José Martí, inauguró el célebre espacio que tuvo como nombre El Periódico del Aire, onda deportiva e informativa.

En esa época la planta pertenecía a la Compañía Radio Difusora COCO, propiedad  de Julio César González Rebull y Alfredo Izaguirre Hornedo, quienes cedieron a Guido todos los derechos, propiedades y acciones.

En una nota introductoria a la monografía que de esta emisora realizaron los distinguidos periodistas Wilfredo Gil Figueredo y Juan Pérez Díaz, el reconocido actor, periodista, escritor, conductor y guionista de programas informativos, Julio Alberto Batista Delegado, Premio Nacional de Periodismo José Martí 1993 y Premio Nacional de la Radio 2003, afirmó:

 En este recuento histórico sobre la COCO Guido emerge con su personalidad fuerte, su rectitud, su honradez y su permanente generosidad de quien siempre echó sinceramente su suerte con los pobres”.

Durante muchos años Guido libró una gran batalla porque se construyera una tumba digna para José Martí en el santiaguero cementerio de Santa Ifigenia, anhelo que al hacerse realidad, el combatiente revolucionario Juan Manuel Márquez le escribió  una carta en la que le expresó: “…fue tu grito, tu grito perenne  y desesperado de hijo legítimo de América, quien buscó para el gran americano la tumba adecuada a su grandeza. Parecías un niño febril y atormentado buscando tumba para un padre pobre, pero a veces parecías también un león enfurecido que quería ocultar el pico de los buitres el cadáver de tu cachorro más querido.Ya lograste uno de los empeños que más puede ennoblecer a un corazón cubano..”.

Al referirse a los sentimientos martianos de Guido, la combatiente revolucionaria, militante del Partido Ortodoxo e integrante del Movimiento 26 de Julio, Pastorita Núñez (1921-2010), dijo que “…La Jornada Martiana de la COCO era  como un seminario que se ofrecía a  todo el pueblo. Por ella me vinculé estrechamente a la emisora, que era capaz de difundir la obra y el pensamiento antiimperialista  de José Martí…

”Guido también fue —añadió— una voz permanente de denuncia contra todo lo mal hecho, no solo durante el batistato, sino en la etapa de los  gobernantes, que electos por el pueblo, traicionaron todos los principios…”.

A través de los micrófonos de la emisora personalidades de la talla de Eduardo Chibás, Juan Manuel Márquez, Manuel Bisbé, Fidel Castro, Lázaro Peña, Juan Marinello y Salvador García Agüero, entre otros líderes de los partidos Ortodoxo y Socialista Popular, alzaron sus voces en contra de los regímenes corruptos y pro imperialistas de la República neocolonial, motivo por el cual las transmisiones de la planta fueron clausuradas en muchísimas ocasiones, ante lo cual Guido siempre se manifestó con su enérgica personalidad.

Entre esos históricos momentos se recuerdan los cierres de la COCO debido a su amplia cobertura de dos grandes actos de protestas contra el gobierno de Carlos Prío Socarrás; el primero de ellos efectuado el 30 de abril de 1949 en el céntrico parque de La Libertad de Matanzas, y el otro, posteriormente, en el Parque de Bauta, que terminó violentamente reprimido por la Guardia Rural. En ambas ocasiones Guido expresó sus comprometidos criterios con la causa revolucionaria, a través de sus editoriales para El periódico del Aire y en particular en su célebre espacio Vergüenza Contra Dinero, que era el lema de la ortodoxia.

Por su activa alocución en esos encuentros populares, Chibás, por su parte, fue encarcelado y desde el presidio le escribió a Guido: ”Desde mi celda de la cárcel, donde me encuentro preso por gritar la verdad, le escribo estas líneas de protesta indignada y de solidaridad fraternal”.

Como parte de las medidas represivas del gobierno de Batista, debido al estruendoso asalto a los cuarteles Moncada y Cuartel Carlos Manuel de Céspedes, el 26 de Julio de 1953, la emisora fue ocupada por la policía y su director fue golpeado. Después de la liberación de los rebeldes encarcelados en el  Presidio Modelo de Isla de Pinos al siguiente día Guido entrevistó a Fidel en el estudio de la COCO.

Muchos otros fueron los acontecimientos patrióticos y agitadores que protagonizó la COCO durante todos esos años de sometimiento al imperio yanqui, entre los que vale referirse a uno que rememoramos por estos días:

El 30 de agosto de 1956 la sangrienta dictadura de Fulgencio Batista, con el fin de exterminar a la cada vez mayor oposición popular a su régimen, suspendió —una vez más— el programa radial de García Inclán por un período de 15 días, después de que el bravo periodista declaró que no creía en las elecciones que se anunciaban y demandó, como paso previo a cualquier entendimiento nacional, una amplia amnistía política.

El propio Inclán aseguraba que en menos de un año había sido suspendido un montón de veces, y señalaba que en esta última ocasión quien dictó la resolución de suspensión fue Ramón Vasconcelos “maestro de periodistas, profesor de nuestra Escuela y panfletista insigne que siempre ha defendido a “capa y espada la libertad de prensa”.

Ante esta situación, a mediados de los años 50 del pasado siglo, el respetado colega tuvo que trasferir su propiedad, aunque no cedió su voz de denuncia y prosiguió con su labor como editorialista en la redacción informativa de la COCO.

“A partir de  1960, luego del  triunfo de la Revolución, la COCO vuelve a retomar el diseño patriótico y revolucionario de antaño con  nuevos elementos. Entonces se incrementaron los espacios  informativo-deportivos y se crearon verdaderas escuelas de narradores y comentaristas  deportivos que han nutrido a emisoras nacionales. Se creó y fortalece el movimiento de corresponsales, estructurado acorde con el nuevo diseño de alcance  y destino de la emisora, que asumió  la función de  ser una de las plantas de radio capitalina”, apuntan los colegas Wilfredo Gil Figueredo y Juan Pérez Díaz en su monografía.

Calificado como “el más cívico de los periodistas cubanos”, por sus incontables aportes a la lucha en contra de la tiranía batistiana, tras el triunfo de la Revolución, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz —con quien sostuvo estrechos vínculos— le encomendó a Guido que asumiera de nuevo la dirección de la COCO, donde laboró durante varios años hasta su fallecimiento, ocurrido en La Habana el 17 de mayo de 1983,  etapa en la que el maestro del periodismo insular fue reconocido, entre otras, con la Distinción Por la Cultura Nacional, que otorga el Consejo de Estado de la República de Cuba.

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