La radio joven en Cuba: «el Lloga» y más allá

Casi un centenar de emisoras conforman una formidable red tendida en las ciudades cabeceras, municipios y poblados del archipiélago cubano. No se dice lo suficiente que cada una constituye en sí misma un centro cultural.

Cada encuentro que se realiza en pos de perfeccionar, reflexionar y premiar los productos de esa «puesta en bocina», tiene su marca. El Taller y Concurso Nacional de la Radio Joven Antonio Lloga in Memoriam -cuya vigésimo séptima edición acaba de concluir en Santiago de Cuba-, tiene la suya.

No conocí a Antonio María Lloga Simón (Amarillas, Matanzas, 3 de noviembre de 1921-Santiago de Cuba, 5 de septiembre de 1977). Mas, por lo que su familia nos ha contado durante tantos años, estoy seguro que le hubiera gustado ver reunidos a estos jóvenes alrededor de la radio.

No hay que olvidar que, con sus propios hijos, el artista fundó el noticiero infantil Siempre Listos, que su magisterio en la dramaturgia radial propició para que los nuevos talentos encontraran impulso y cauce.

Los municipios del mundo. La sonrisa eterna

«El Lloga», pues así se conoce el encuentro, acogió unos ochenta trabajos de once provincias del país. Salvador Virgilí Suñol, director de programas ypresidente del jurado, destacó la presencia de emisoras municipales y su labor para aprehender el ámbito local, pero no dejó de advertircierto empirismo y la poca presencia de una experimentación que la juventud presupone.

Esta edición tuvo dedicatorias a la programación humorística, los mensajes de bien público, el legado del maestro Alberto Luberta y los setenta años de la Universidad de Oriente.

En ese centro de altos estudios santiaguero se desarrolló el panel «Dinámicas de la radio digital  cubana»,a cargo de los jóvenes realizadores Dariela Gámez, Yasmani Herrera y Eduardo Cedeño, todos premiados en ediciones precedentes.

La radio que percibimos de manera tradicional ha sido transformadapor la era digital. Esos cambios tocan los aspectos técnico-artísticos, la preservación de la memoria -cuya orfandad tanto lastima- y el alcance de los productos emitidos.

Esa posibilidad ha reconvertido las localidades en municipios del mundo.Existen ejemplos estimulantes, mas hay muchos desafíos por saldar.

Los delegados e invitados reunidos en los estudios de la emisora CMKC Radio Revolución, rieron con un fragmento de un clásico del humor radiofónico como La tremenda corte.

«La risa es ecuménica, se puede compartir», escribió la poeta Dulce María Loynaz. Parece increíble que esta radiocomedia, creada y grabada en La Habana (1942-1961),se mantenga incólume. Por supuesto,se trata de la sonrisa eterna de la calidad.

Porque no es posible el presente sin afincar raíces, el realizador Adrián Quintero (Radio Sagua) se asomó magistralmente a la historia de este patrimonio sonoro de la cultura latinoamericana que construyeron en Cuba el guionista español Cástor Vispo y estrellas de nuestro teatro vernáculo que es preciso sostener con orgullo, como Leopoldo Fernández, Aníbal de Mar y Mimí Cal, entre otros.

Asimismo, el profesor y realizador audiovisual Yohan Madrigal ocupó el espacio del homenaje a Alegrías de Sobremesa y a sus ¡cincuenta años!

También, al incansable Alberto Luberta, que construía sus genialidades en voz alta, en una vieja máquina de escribir y entregaba los libretos el mismo día de transmisión. Tiene razón la actriz Aurora Basnuevo al afirmar que ese programa era «la alegría de Cuba».

La radio joven

El gran premio del vigésimo séptimo Taller y Concurso Nacional dela Radio Joven Antonio Lloga In Memoriam lo mereció el radiodocumental La caldosa, ingenio, música y sabor, del realizador y médico Dayron Daniel Ferrada Zapatero (Radio Victoria, Las Tunas).

Asimismo, fue distinguido como el mejor guión. Una demostración de cómo la radio puede enhebrar con sus recursos el hilo de la identidad.

«El Lloga» es un espacio para soñar y para reflexionar. El propio ganador suscribe la afirmación  «Un momento importante  para que los jóvenes intercambien, para apostar por la radio», afirma el legendario musicalizador y actor Iván Pérez, invitado de lujo.

Por mucho tiempo ha subsistido la polémica de si la radio es una manifestación artística sustentable en sí misma o acaso es solo un canal para transmitir manifestaciones artísticas ya preconcebidas.

Yo apenas apelaré a su memoria: recordad cuanto ha puesto la radio en su vida -modestamente, como un goteo, durante años-,  de conocimiento, de voces, de humor, de drama, de sueños…

El profesor y guionista Enrique Pérez Fumero en su volumen Ellos hacen la radio (Ediciones Santiago, 2016) se acerca a la otra gran dicotomía: Si la radio joven lo es por la edad de sus realizadores, o por la creatividad de aquellos que proponen productos novedosos y mantienen una filosofía joven.

Quien manifieste que en la radio todo está hecho comete un gravísimo error. Hay que partir de la concepción del medio como la pantalla más grande del universo para percatarnos que tiene como sustento la imaginación y  allí no hay límites.

Una simple mención de 30 segundos transmite significados, evoca sentimientos y genera cambios de conducta, en dependencia de la creatividad de su concepción.

«La creatividad radial comienza y termina en el diseño lógico y estructural de la radioemisora: su programación, su territorio geográfico y en el éter, su slogan, su imagen corporativa, su promesa de beneficio, las rutinas productivas, las relaciones entre los trabajadores y la inclusión que hace de las personas que constituyen su público potencial».

La radio nos ha tocado más de lo que suele admitirse. Sean Santiago de Cuba y su taller y festival de radio joven un punto de encuentro; y Antonio Lloga con su legado, cobija de excelencia.

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