Arte y periodismo radial con pensamiento holístico

Hacia un pensamiento holístico debemos marchar en el Radio Periodismo de hoy, frente a las tendencias reduccionistas que impiden la comprensión de la realidad, no cabe otro proyecto que la integración progresiva de todos los géneros de lo contrario se asumen conductas sectorialistas.

Joan Costa plantea ‘‘Mi visión holística de la empresa y de sus actividades, se puede resumir en la fusión de tres grandes vectores: el pensamiento estratégico, la acción y la comunicación”.

El holismo es lo contrario del reduccionismo. Pero el inicial holismo del pensamiento científico se ha visto desplazado por un reduccionismo sectorialista que impide la comprensión de la realidad global.

La actitud reduccionista supone que la entera realidad se contempla y supedita al estrecho fragmento en el que el observador se considera experto. Nace en buena medida por la moderna tendencia académica a formar especialistas, en detrimento de la tradición clásica de formar humanistas.

Lo que parecen olvidar unos y otros es que la parte no puede pensar por el todo. Y es por esto que defiendo una visión holística e implicada en el «sistema empresa» entendida como un ’’sistema total de acción y comunicación’’

Durante décadas la Radio Cubana ha arrastrado dogmas (de carácter mundial) entre ellos situar los programas informativos por un lado y los variados, históricos o musicales en otra parte.

Así se manifiestan las tiras de programación de las emisoras no sólo en Cuba. Es una práctica universal, no abogo porque se eliminen las especialidades- todo lo contrario- nuestro planteamiento va dirigido a que se complemente el mensaje con una y otra función.

Por ejemplo ¿por qué en la radio, un espacio musical, en vivo, de dos horas de duración no puede llevar un boletín de noticias u otros servicios?

Lo que ocurre hoy generalmente: el oyente espera todo ese tiempo o NO puede permanecer en sintonía para oír las informaciones ¿Consecuencias?, se pierde espacio y tiempo. Los dos mayores atractivos que persigue el oyente en la radio es la Noticia y la Música.

La radio trasmite imágenes y determina una representación mental total -aunque compuesta por múltiples elementos de percepción y de experiencias- de manera que no debe ser tratada por bloques separados. Con esta afirmación me acerco a Joan Costa en su concepción y metodología integral de las comunicaciones donde el holismo es un principio con el cual… el todo es más que la suma de las partes.

Felicito la idea de aquellos directivos y realizadores de Radio que en horarios picos de audiencia combinan resúmenes noticiosos del día alternándolos con atractivas secciones de humor y de música para todos los gustos. Estas cápsulas noticiosas igualmente pueden incorporarse en los llamados programas para jóvenes.

Los ritmos acelerados de la vida social de hoy requieren de muchas noticias actualizadas, de conocimiento y cultura del oyente, la radio con su inmediatez, superior a cualquier medio, ostenta un reto permanente de creación y de adecuada utilización del minuto-radio, para poner en antena productos cada vez más integrales traducidos en amplia información con menos tiempo.

Mundialmente se reconoce el horario entre cinco y diez de la mañana como la tira de programación radial de mayor audiencia por la necesidad que tienen las personas de informarse. ¿Cómo mantener a millones de oyentes ‘‘enganchados’’ con la radio en este horario clave? ¿Sólo con noticias, comentarios o reportajes? NO.

No porque si hacemos monotemáticas nuestras programaciones, se impone entonces, el efecto de señales aburridas, y provocan el cambio de sintonía. Para lograr conexión permanente es necesario programas con alto nivel de realización donde se pongan a prueba todos los recursos del medio, desde la música, pasando por los efectos sonoros del entorno, hasta el balance de voces y la identificación de los periodistas y locutores como entes familiares, frutos de la habitualidad.

La radio marcha unida a lo cotidiano y la vida del oyente esta cargada de experiencias diversas concatenadas entre sí. Los textos dan valor agregado al mensaje, las informaciones generan imágenes, el humor ofrece alegrías y descanso. Otros contenidos llaman a la reflexión.

Lograr establecer una estrategia de comunicación, con intencionalidad y a tono con los nuevos tiempos en el Periodismo de la radio, gratifica al oyente, capaz de absorber como las abejas el polen que depositará más tarde en otro oído receptor.

Se requiere despojarse de prácticas empíricas que aún lastran la creación del medio con viejas formas analógicas, no sólo desde el punto de vista técnico sino humano. Debemos desterrar el picotillo de espacios y unir contenidos armónicos, coherentes: Eso es Arte.

Para que nuestros mensajes lleguen con efectividad, sean asimilados y decodificados por los perceptores necesitamos hacer un periodismo con pensamiento holístico, con efectos y recursos radiales tanto o más que los propios dramatizados. La noticia, esa información seca y hasta impersonal hay que incorporarle elementos de otros géneros.

Es posible que el espacio noticioso que tengamos hoy en antena NO sea Arte, pero paulatinamente la forma de llevar los contenidos con elegancia y maestría terminará por lograr un producto estético acabado. Eso lleva esfuerzo y pasión.

Uno de los elementos de control de la «credibilidad de la verdad periodística» es la consabida separación entre los géneros de opinión y los informativos que generan sus efectos de sentido mediante técnicas de redacción específicas como la eliminación de adjetivos y los predominantes verbos y nombres.

La descripción de hechos mediante preguntas básicas de observación aparentemente incuestionables, la verificación de fuentes informativas, etc. Es decir, la construcción del «hecho» y de la «opinión» supone la existencia de gramáticas y estructuras especiales, cuya competencia, en el sentido que le da al término Noam Chomsky, debe ser compartida por productores tanto como por reproductores.

¿Estos mecanismos de control de la «objetividad periodística» son los únicos capaces de generar «ilusiones de verdad», o pactos de credibilidad entre periodistas y sus audiencias, válidos en cualquier campo comunicativo de cualquier parte del mundo? ¿Es posible repetir las mismas estrategias discursivas independientemente de los códigos y canales utilizados para la difusión de la información?

El pensamiento holístico representa una guerra abierta a las prácticas reduccionistas y tecnicistas que hoy se cobijan en algunos profesionales de la radio que pretenden fomentar las divisiones y plantean que la información es tan pura que no puede estar unida editorialmente a la programación variada. No se trata ahora de desgastarnos si la radio es arte o no, prefiero discutir si nuestros programas y espacios radiales por pequeños que sean son verdaderas obras de arte.

Una emisora que tenga un nivel bajo de sintonía, la preferencia de la audiencia apenas exista, es una galería muerta, carente de gustos estéticos para el mercado de la audiencia, repleta de complacencias y dogmas. El arte trasciende, la mediocridad se detiene en el tiempo y se hace rutina.

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