Comandante no has muerto, aprendimos a quererte eterno

Vi a las avileñas con hijos en brazos y otras en el vientre, gritar bien fuerte su nombre. Vi andar sillas de ruedas, bastones, muletas, negros y blancos unidos en llanto. Vi a niños y a jóvenes sentir el dolor, cristianos, ateos, y hasta quienes perdieron riquezas cuando se hizo la Revolución para los humildes, secaron sus lágrimas. Crónica de Vielka Taño Montejo, de Radio Surco

 

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