No nos gusta el silencio

Cuando tenía dos años de edad, el pinareño Adrián Cándano Barrera sufrió una meningoencefalitis bacteriana que le dejó secuelas auditivas; los especialistas decidieron entonces que necesitaba tratamiento, prótesis auditiva y un implante coclear. Por esta razón, a los tres años Adrián fue operado para colocarle el implante, que luego de un proceso de rehabilitación, le permite comunicarse. Por Adianez Márquez, de Radio Rebelde.

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