Tía Rosa, la radio y los niños
La tía Rosa se parece a las fresquitas mañanas. Así lo creen muchos niños y niñas porque ella les amanece cantando de alguna manera. A los pequeñines de Cuba a través de las notas musicales que identifican la sección infantil del programa “Buenos Días” de Tele Rebelde.
A los de Cienfuegos tempranito, igualmente de lunes a viernes, cuando la Tía, personalmente, les hace partícipes de su rincón de fantasías, maravillas, sueños y canciones. Esa relación con el sol no es casual: ella se la ha ganado. Su tema “Amanecer Feliz” fue canción laureada nacionalmente en el Festival Cantándole al Sol. A través de sus programas radiales y presentaciones en público con la participación de sus niños y niñas, le han reconocido un espacio indiscutido en que quehacer artístico, donde van de la mano el sobrado talento, la constancia y ese amor maternal que caracteriza a toda su obra y a su hacer cotidiano.


La globalización exige un nuevo concepto de integración, visto éste con signo positivo. En esa necesidad se incluye la comunicación de masas en todas sus facetas, y una de las más importantes radica en la locución. Desde hace décadas el mundo tiende a la especialización y, por ende, a la unidad – no necesariamente unicidad – de sus profesionales. Las maneras de crear, hacer y decir dentro de un ámbito determinado, por muy diversas que éstas sean, generalmente dan lugar a saldos positivos de los que se benefician todos los implicados y, mejor aún, los resultados de su labor.
Era una de aquellas tardes de los primeros días de diciembre de 1958, cuando una camioneta cargada de papeles y documentos, proveniente de Maffo, pueblo situado a un kilómetro de la ciudad de Contramaestre, perteneciente a la provincia de Santiago de Cuba, se internó por el camino que conducía al lomerío. Había avanzado apenas unos diez kilómetros, cuando se detuvo en un claro del bosque y de ella descendieron tres hombres vestidos de soldados de la tiranía batistiana, quienes después de cerciorarse que supuestamente no existían otros testigos, hábilmente bajaron la carga y la depositaron amontonada alejada del vehículo, le prendieron fuego y se alejaron retomando el camino de regreso al punto de partida.