Ser locutor no es, simplemente, hablar ante el micrófono. La voz, el tono, timbre e intencionalidad integran elementos de la herramienta valiosa que es la voz humana. Sugerir representaciones pictóricas, situaciones y estados anímicos mediante el sonido articulado, transformado en ondas sonoras es, ante todo, un sano ejercicio de la imaginación y el intelecto. Por eso la radio – y su principal herramienta, la palabra – sigue siendo una de los más excelentes vehículos para la información y comunicación entre los seres humanos.
Se redime así una profesión cuyos ejecutantes la asumen en lo cotidiano como uno de los más serios compromisos en la orientación y formación de generaciones de ciudadanos en sus países respectivos y más allá de sus fronteras.
Con esta primera celebración del Día del Locutor Hispanoamericano, se rinde homenaje a hombres y mujeres que como profesionales de la palabra, desde generaciones anteriores hasta las actuales, han sido y son parte de las realidades de su época. Más que la culminación de un propósito merecido y justo, establece el punto de partida para la necesaria labor integradora de los colegas de habla hispana, de intercambios académicos, la superación constante y la tan seria y responsable misión de forjar nuevas generaciones de locutores y locutoras a la luz de los principios éticos y estéticos que hace más de cien años le dieron origen.
A los profesionales del micrófono – sabemos que cada día serán más quienes de ellos se sumen a la naciente Federación de Locutores Hispanoamericanos – les deseamos renovados frutos en su quehacer, seguros de que su unión multiplicará resultados ya hoy realidades, y muchos otros a los cuales aspiran; convencidos de que el arte de la locución es un quehacer digno y elevado, un mérito humano y social para todos los tiempos.