Cuba resiste y crea; pero, mejor sin bloqueo
Uno de los principios aceptados en el Derecho Internacional desde la Conferencia Naval de Londres, de 1909, define que “el bloqueo es un acto de guerra”. Sin embargo, desde el 3 de febrero de 1962, cuando el presidente John F. Kennedy estampó su firma, decretando esta ilegal política contra Cuba, los continuos inquilinos de la Casa Blanca, tanto republicanos como demócratas, la ratificaron bajo el manido y falso pretexto de que es un ‘asunto bilateral’. El entonces presidente de los Estados Unidos, cumpliendo el mandato que le había encomendado el Congreso de su país, mediante la Sección 620a de la Ley de Ayuda Extranjera, de septiembre de 1961, declaró oficialmente el bloqueo total contra Cuba a partir de las 12:01 del 7 de febrero de 1962, aunque la orden presidencial la había firmado el día 3. Desde esa fecha, el bloqueo estadounidense ha sido el principal obstáculo para el desarrollo de la isla caribeña. Se trata de más de sesenta años de intento de asfixia económica, de persecución financiera, de carencia de alimentos y medicinas, la imposibilidad de conseguir repuestos para las maquinarias que se deterioran o el transporte público, la falta de materiales escolares, o, en muchos casos, las restricciones impuestas a quienes desean hacer donaciones solidarias… Ante tanta crueldad, los cubanos hemos sido creativos y hemos resistido firmemente los embates del peor de los cercos económicos que ha pretendido ahogar a la nación. La preocupación por la salud, los indiscutibles resultados científicos, la formación educativa, la puesta en marcha de decenas de proyectos culturales; y, sobre todo, la contribución solidaria de médicos y educadores a los rincones más lejanos de todo el mundo, entre otras muchas razones, han ratificado la esencia humanista de la Revolución cubana en las más difíciles circunstancias. Tras la desaparición del campo socialista y …