Cada radioemisora es un universo. Al menos debería serlo, debería procurar serlo. Los propósitos y las definiciones pueden estar bien asentados, pero es la práctica radial la que, en última instancia, define su personalidad. No me cansaré de decir que no hay red cultural más importante que el centenar de casas radiales extendidas a lo largo y ancho de nuestro archipiélago, en las ciudades más grandes y en los municipios más pequeños.
Aunque Cuba disfruta de una indudable unidad como nación y es muestra de la convivencia de las diversidades, cada entorno donde está enclavada la planta radial, posee sus propias particularidades. El investigador Carlos Lloga, hijo del mítico realizador de la radio Antonio Lloga, afirmó con certeza que la radio ha de ser etnográfica, ha de mirar con detenimiento al paisaje, las voces, la historia, las autoridades, los saberes que les son cercanos, y por tanto, entrañables.
En consecuencia, la estructura de la programación ha de responder a esos presupuestos y evitar la copia acrítica de proyectos que funcionan en determinados proyectos, pero que no se insertan de manera feliz en otros. Las “fórmulas de éxito” no son ajenas a los públicos para las que se crearon, no se pueden calcar. Parecerían verdades de Perogrullo, mas son aspectos que han de remarcarse como una de las garantías de satisfacción para los públicos.
Desde las serranías del Segundo Frente transmite Radio 8SF, cuya cala en sus oyentes resulta emblemática: sus ondas procuran atrapar el sabor de su gente. Yamil Sánchez Aguilar, realizador de esta casa y Artista de Mérito del Instituto Cubano de Radio y Televisión, opina que “si una emisora es fiel, respetuosa, empática, sencilla, modesta; si acompaña a su pueblo en todos los procesos, automáticamente ese medio y sus representantes se convierten en personalidades. Y aquí, en la aldea, es donde más se disfruta de esa entrega sincera”.
La locución de voces femeninas en Radio Enciclopedia, la defensa del universo deportivo en la C.O.C.O., la difusión de la música clásica en CMBF Radio Musical Nacional de Cuba y la intensa comunicación con el público internacional de Radio Habana Cuba, constituyen ejemplos distintivos de la personalidad de una casa radial en el concierto generalista del espacio radiofónico cubano.
Eso no quiere decir, sin embargo, que el resto de las emisoras cubanas no construyan su propia personalidad, no marquen sus intereses, no diseñen su programación… si bien resultan factores que necesitan evaluaciones y ajustes constantes. Asimismo, es imprescindible el contacto con sus audiencias y una validación verdadera de las investigaciones sociales, sin tributo al formalismo o a la complacencia, incluso en medio del dinamismo de un inobviable trabajo cotidiano.
La Doctora en Ciencias de la Comunicación, Lisandra Gómez Guerra, periodista y directora de programas, aporta elementos que retratan la personalidad de su emisora: “Radio Sancti Spíritus se sostiene por el acompañamiento de sus audiencias. En pleno siglo XXI, donde muchos son los canales para informarse y recrearse, significa una victoria rotunda que se mantengan intercambios con quienes apuestan por mantenerse fieles al dial. Y, eso es posible por el talento, el empeño y buen ejercicio de su gremio quienes, a pesar de los contratiempos lógicos e ilógicos, siguen apostando porque siga contemporánea en su tradición”.
Cada emisora ha de trazar su propia personalidad. Cada oyente, cada programa, cada hora, cada voz cuenta.