Durante su estancia en la isla caribeña, Obama rindió homenaje al Héroe Nacional José Martí en el monumento erigido en la Plaza de la Revolución, visitó el memorial que lleva el nombre del insigne patriota y sostuvo conversaciones oficiales con el presidente de los Consejos de Estados y de Ministros, General de Ejército, Raúl Castro.
También participó en un foro de negocios Cuba-Estados Unidos y en un intercambio con empresarios y trabajadores por cuenta propia nacionales, donde reconoció la obsolescencia del bloqueo económico, comercial y financiero que por más de cincuenta años mantiene la Casa Blanca contra la mayor de las Antillas.
Asimismo reafirmó que «lo que hicimos por más de medio siglo no fue bueno ni para Estados Unidos ni para Cuba», y opinó que el bloqueo «tiene que terminar», decisión que está en manos del Congreso norteamericano, de mayoría republicana.
Subrayó que «después de cinco décadas de relación difícil, Cuba y Estados Unidos tenemos todavía serias diferencias, como sucede con el tema de los derechos humanos y la democracia, asuntos sobre los que hemos mantenido conversaciones francas y sinceras».
El Presidente de Cuba, Raúl Castro, significó que el pueblo de la mayor de las Antillas no renunciará al destino que libre y soberanamente ha escogido, y aseveró que el respeto a la libre determinación de Cuba es uno de los cimientos fundamentales e inquebrantables que deben, sin fisura, signar las discusiones para la normalización de las relaciones bilaterales con Estados Unidos.