La historia nos salvará

En una ocasión, el propio Obama dijo sobre el tema: «Mi actitud sobre Cuba es que queremos continuar explorando las posibilidades de cambiar las relaciones [….] Pero antes de que demos más pasos queremos ver que el régimen de Castro es serio sobre diferentes formas de abordar la situación».

Y entre los «pasos» que la Casa Blanca espera de nosotros figura, entre otros, promover «cambios económicos, políticos y sociales», o sea, renunciar a nuestra soberanía, independencia y autodeterminación, pues según él no hemos «permitido la libertad política y económica que le gustaría ver a Washington».

Fueron palabras arrogantes, provocadoras, ofensivas, carentes de ética…Pero, también se denotó su falta de conocimiento sobre la realidad de la Isla, cuando dijo que la economía cubana se había «detenido en el pasado, mientras que otras naciones de sistema comunista, desde Rusia hasta Vietnam, han cambiado sus enfoques».

A sabiendas de que forma parte de una maquinaria poderosa, con notorios intereses políticos, militares e industriales, a Obama no le quedó más remedio que complacer sus deseos.

No se cuestionan para nada la inteligencia y el carisma del mandatario estadounidense; se le reprochan sus debilidades en temas candentes para el destino de la Humanidad, lógicas porque responden a una visión mesiánica y guerrerista de un imperio condenado a la autodestrucción.

Y una muestra de ello es el rechazo planetario al criminal asedio económico, comercial y financiero contra una pequeña isla del Caribe, y cuya prueba más contundente fue la votación de 2015: 191 países a favor, y 2 en contra: Estados Unidos y su fiel aliado Israel. Esta es una de las tantas partes de una política obsoleta, insostenible e inviable.

Ni directivas ni planes subversivos sutiles y engañosos, lograrán convertirnos en un apéndice de la Unión Americana; en Cuba hay suficiente dignidad y coraje para decidir qué es lo que nos conviene.

Somos una porción de tierra soberana y libre, rodeada de agua por todas partes, por lo que no nos amedrentan las amenazas, vengan de donde vengan. Aquí hay muchas ganas para continuar batallando. La derrota es inminente, y la historia nos salvará.

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