Chávez, por siempre vivirá

Desde lo más profundo de los Andes, aún se escucha su voz portentosa incitando a los jinetes de la razón y el progreso a cabalgar desde el Río Bravo hasta la Patagonia.

Hasta el último aliento estuvo al lado de los desposeídos; entregó lo mejor de sus energías a la construcción de un mundo libre de guerra, miserias humanas y desigualdades.

Con inteligencia y sabiduría, devolvió a los pueblos latinoamericanos el espacio perdido por siglos de humillación imperial. Fue amigo de los niños, los jóvenes, los trabajadores, en fin, los humildes de la tierra, a quienes dedicó robadas al sueño y al descanso, sin importarle origen o procedencia social.

Chávez no ha muerto; todavía camina por la cima de los Andes en su afán  de tocar el firmamento de la historia con su verbo redentor. Chávez seguirá siendo el lucero de José Martí y Simón Bolívar para avanzar sin vacilación hacia un mundo nuevo, feliz.

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