Con la ética médica cubana, no se juega

¿Presionar para hacer votar a los venezolanos a favor de Maduro? ¿De dónde y cómo el rotativo norteamericano saca semejante falsedad, malintencionada y alineada a las mismas estrategias utilizadas hoy por Washington para presionar a Venezuela?

La colaboración médica cubana, como otras, es un principio de la Revolución, y nunca ha tenido que ver con tales propósitos como falsea ahora el The New York Times. Sus valores parten de antecedentes primero, del pensamiento latinoamericanista de José Martí, y después del Che y Fidel: el altruismo, el humanismo, la solidaridad, insertos en el concepto de Revolución que hoy nos guía, y también el pensamiento martiano cuando dijo «Patria es Humanidad».

A Cuba se le acusa de apoyar a la Revolución Bolivariana. Pero Estados Unidos estimula y colabora para derrocar al gobierno de Nicolás Maduro y su proyecto, y lo hace moviendo tropas, utilizando gobiernos vecinos que se prestan para eso, poniendo en una lista negra a funcionarios venezolanos, bloqueando cuentas bancarias y dinero necesarios para el desarrollo económico de esa nación, intentando restaurar como lo ha hecho ya en otros países, modelos neoliberales que ahogan a los pueblos.

Los médicos cubanos no llevan bombas, ni armas; sus «armas» son la ayuda y la contribución para salvar vidas; tampoco estimulan desde territorios vecinos las llamadas «ayudas humanitarias» como lo hace Estados Unidos, que sabemos que son el preámbulo de intervenciones militares después; tampoco apoyan a presidentes ilegítimamente «autoproclamados» que piden intervenciones militares aunque eso le cueste la vidas a personas inocentes; tampoco a quienes intentan colapsar económicamente y bloquean a una nación como Venezuela y después hablan de crisis alimentaria.

El artículo del rotativo norteamericano, otra vez vuelve a utilizar el término de «agentes» cuando habla de los médicos cubanos ¿Será que de tanto Estados Unidos fomentar estas fórmulas de espionaje entre sus diplomáticos y funcionarios es un término que han hecho muy aplicable a sí mismos por las acciones de subversión que organizaron e impulsaron todos estos años en Venezuela?

En la perversidad de su contenido, el artículo «ataca» la ética de los colaboradores médicos cubanos en Venezuela al afirmar que «han denegado atención a no simpatizantes con el gobierno». Nunca será parte de la ética de los médicos cubanos, y ellos lo saben. Porque ejemplos sobran, incluso cuando han ido a combatir enfermedades como el ébola a riesgo de sus propias vidas.

Mentiras y más mentiras, noticias falsas que fabrican una y otra vez, para justificar un guion que sitúe a Cuba y Venezuela, según su vara de medir las cosas, algo que desde hace tiempo Estados Unidos ha venido reiterando como matriz «Cuba y Venezuela son dos malos ejemplos».

Es risible que el contenido del artículo del The York Times subraye frases como manipulación y fraude electoral en las elecciones pasadas en Venezuela. ¿Tendrán mala memoria cuando el famoso escándalo en el 2000 por el conteo de los votos en la Florida surgido de las elecciones presidenciales entre Al Gore y Bush que decidió el nombre del inquilino de la Casa? Maduro ganó legítimamente y, sin embargo, Estados Unidos no respetó la decisión del pueblo, fabricando a un títere como Juan Guaidó que ya se desinfla.

Presuntos ataques sónicos primero, recrudecimiento del bloqueo, ahora la Ley Helms Burton y las nuevas empresas cubanas agregadas a la lista, la matriz de opinión que intentan sembrar en relación con los médicos cubanos en Venezuela. Todo dirigido a manipular y a atacar la independencia y soberanía de Cuba.

Pero eso ya lo sabemos. Como también que al finalizar el pasado 2018 se efectuaron 127 millones 168 mil consultas médicas en toda la nación sudamericana y a principios del 2019 se incorporaron dos mil nuevos médicos cubanos a la misión Barrio Adentro para fortalecer la atención sanitaria del pueblo venezolano.

Pero eso lo ignoran nuestros enemigos. Y en medio de su mirada perversa arremeten contra la ética de la colaboración médica cubana. Y con ella no se juega.

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