Conectar el conocimiento con el sector productivo (+Audio)

Al valorar la situación actual en esta temática, Díaz-Canel subrayó que contamos con un grupo de potencialidades avaladas desde el punto de vista de resultados científicos que podían convertirse en innovación, y no lo hemos tenido en una escala amplia en las bases productivas.

“Aquí aparece todo un grupo de potencialidades, dadas desde el punto de vista de los resultados científicos, las cuales podrían convertirse en innovación”, subrayó el mandatario. 

En su análisis sobre este asunto, el Jefe de Estado consideró que es necesaria la integración de actores. En ese sentido, resaltó que “tenemos establecido un Programa nacional de mejoramiento de los suelos, y un Programa de manejo de la sostenibilidad de la tierra”.

“Creo que aquí lo que tenemos que hacer es integrar actores, tenemos que integrar gestión de conocimientos, tenemos que integrar monitoreo, y por supuesto, tenemos que integrar las bases productivas”, valoró el Presidente cubano.

Agregó que “hay que ver qué contenido se debe perfeccionar, qué se debe incluir en el contenido de las comisiones agrarias a nivel de municipio y a nivel de provincia, y qué figuras -si hay que crear nuevas figuras- qué recomendaciones hay que darles a esas comisiones agrarias, qué capacitación habría que dar para que entonces, desde el trabajo de las comisiones agrarias, se puedan potenciar todos estos resultados que ya se han tenido en una escala más pequeña”.

Miguel Díaz-Canel Bermúdez enfatizó que “aquí tiene que jugar una función estatal el Ministerio de la Agricultura, tanto en la concreción de la estrategia en el Programa nacional de mejoramiento de los suelos y en el mejoramiento sostenible de la tierra, como en la atención a las comisiones agrarias; y dentro de esas funciones estatales, hay que darle el papel que debe jugar al Instituto de Suelos, porque en el Instituto es donde está la ciencia, donde está el conocimiento de estos temas”.

Durante el encuentro, el Doctor en Ciencias Luis Agustín Gómez Jorrín, director general del Instituto de Investigaciones de Suelos, presentó una amplia información acerca del contexto actual y explicó que “el objetivo de la propuesta es implementar alternativas tecnológicas para el manejo sostenible de los suelos utilizados en la producción de alimentos, e introducir indicadores para el manejo adecuado de los mismos”.

Este intercambio entre el gobierno, académicos, científicos y productores mostró cuánto puede aportar para el desarrollo del país la ciencia cubana del suelo. 

Entre las intervenciones se destacó la de Maribel Alonso Rodríguez, presidenta de la Cooperativa de Producción Agropecuaria (CPA) “Julito Díaz”, del municipio de Consolación del Sur, en la provincia de Pinar del Río, quien aseveró que “de no ser por los estudios y oportunas soluciones en los suelos donde ellos cultivan tabaco, los rendimientos de hoy fueran muy pobres”.

En esta sesión de trabajo, en varias ocasiones, el Presidente de la República Miguel Díaz-Canel Bermúdez reiteró la importancia de emplear las amplias posibilidades que Cuba tiene en los ámbitos del conocimiento, acercarlas e interconectarlas al sector productivo en función del bienestar de las personas.

“Creo que ese es el aporte que hace esta sesión de trabajo, de diálogo entre expertos, académicos y científicos con el Gobierno, para abordar problemas tan importantes como el Programa de soberanía alimentaria y de educación nutricional”, aseguró el Presidente cubano. 

El suelo es el principal recurso natural con que cuenta un país. Expertos aseguran que la formación de un centímetro de suelo puede tardar entre 100 y 400 años, pero por erosión, se pueden perder anualmente entre 12 y 42 toneladas por hectáreas, en tierras cultivables; lo que hace del suelo un recurso no renovable.

Cuba posee unos 11 millones de hectáreas; y de ellas, 6,4 millones son de uso agrícola. Pero, uno de los mayores desafíos del país es que del fondo de suelo de 6,4 millones de hectáreas, el 70 por ciento está afectado por al menos una limitación para producir, entre ellas la erosión, la baja fertilidad, el bajo contenido de materia orgánica, la compactación o la salinidad.

En ese contexto, es necesario impulsar un trabajo de conservación y mejoramiento de los suelos, teniendo en cuenta la aplicación de nutrientes, si se quieren lograr producciones sostenibles.

 

 

 

 

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