Dalia Reyes: una mujer Radio que sabe soltar sus alas y volar (II) (+Video)

Dalia, usted ha sido profesora durante muchos años. ¿Cuándo comenzó en el magisterio? ¿Cuánto le ha aportado esta experiencia a su vida?

Desde que comenzó la carrera de Periodismo en la Universidad Central de las Villas hace más de quince años, decidí sumarme a esta experiencia maravillosa.

Lo hice con miedo porque nunca había impartido clases a jóvenes universitarios, y no tengo formación de pedagoga, pero creo que me impulsaba el deseo de transmitir mis modestos conocimientos a otras generaciones.

Con mis alumnos he vivido momentos hermosos, con ellos me encanta compartir y dialogar sobre las luces y sombras de la realidad cubana y
también he intentado transmitirles mi pasión por el periodismo y por la radio, y creo que lo he logrado.

Los quiero como los hijos que no pude tener, y mi mayor orgullo es verlos crecerse como profesionales, verlos en la televisión, escucharlos en la radio, leer sus trabajos en la prensa digital y escrita, de alguna manera, ahí está mi legado cuando ya no esté. Incluso, los que no están en nuestro país, llevan la semilla que uno les sembró. De eso no me quedan dudas.

Pero no sólo les he transmitido mis conocimientos, estar con la juventud te renueva, ellos también me enseñan de nuestra realidad, de cómo piensan los jóvenes, de la necesidad de dialogar y a ver todos los matices de la Cuba actual, que no es perfecta, y que tantas transformaciones necesita, en nombre del futuro. Ser profesora me hace más joven.

Ellos también me enseñan de nuevas expresiones de la comunicación, me abren los ojos sobre asuntos de Cuba que laceran, me “dan clases” de las nuevas tecnologías (porque no soy nativa digital), con ellos comparto en nuestras redacciones, y me siento muy emocionada y feliz, cuando me los encuentro en cualquier lugar o a través de las redes, y me escriben palabras de agradecimiento. No hay regalo mejor que ese, a pesar del sacrificio que entraña dar clases, las madrugadas de preparación o calificando, o las peripecias para llegar a la Universidad Central atravesando kilómetros de distancia, con las dificultades del transporte. Pero, te confieso que vale la pena ver las luces del porvenir.

Ser profesora me dio la oportunidad también de impartir clases en la Universidad de Managua (UdeM), Nicaragua, en el 2011, y conocer a otros jóvenes de la región y su mirada hacia Cuba. Allí también sembré amigos, por fortuna.

¿Qué ha significado el medio radial para su desarrollo, cree que sin la radio usted sería la misma persona que es hoy?

La radio ha sido mi vida, creo que sin ella no hubiera sido la misma, ella me ha permitido realizarme, entregarme a fondo, llorar y reír, ser testigo del tiempo que me ha tocado vivir, derramar lágrimas junto al pueblo con la llegada de los restos de los compañeros de lucha de la guerrilla del Che en Bolivia, o recibir en la Plaza santaclareña y en el Parque Vidal de Santa Clara las cenizas de Fidel en una madrugada triste, pero inmensa, también saltar de alegría con la llegada de los cinco héroes, compartir con amigos del mundo, con grandes artistas, ver los sueños de nuestros políticos y gobernantes, contar historias de vida, ver la reconstrucción de
una provincia después del paso arrasador de un huracán, vivir y narrar una Pandemia, la radio es como mi propio oxígeno.

¿Cuál es la importancia que le atribuye al medio radial en el contexto actual cubano? ¿Podremos continuar haciendo radio e impactar aún más en nuestros oyentes?

Creo que el medio no ha disminuido ni un ápice su importancia en estos tiempos de modernidad, todo lo contrario, creo que se refuerza, en los momentos más duros de enfrentamiento a la Covid, surgió el Noticiero Todos por Cuba que desde Radio Rebelde llega a todo el país a través de nuestra Cadena nacional de radio; cuando suben los lamentables indicadores la programación cambia para servir al pueblo informando, alertando, dando minuto a minuto la noticia, esa es la virtud de la radio que permanece a pesar del tiempo; cuando hay un huracán, no hay otro modo de informarse, ahora mismo nuestro medio ha hecho un matrimonio para mí, imprescindible con la televisión.

La conferencia de prensa del Minsap se escucha también por radio, y en Villa Clara, por ejemplo, se transmite el programa La Hora de todos y otros programas especiales por radio y televisión, y eso demuestra la vitalidad del medio.

Pero, lo más importante, la gente sigue escuchando radio, la gente te ve por la calle y te dice que te escuchó, oye tu voz en un coche de caballos cuando vas para el trabajo, o hablas en una parada y te identifican, la radio crea una cadena de amigos que crece cada día.

El gran reto es hacer cada día más una radio mejor, acercarnos a nuestros oyentes, que la vida real se parezca cada vez más a la que damos por radio, narrar historias, criticar lo mal hecho, dar respuestas inmediatas a las preocupaciones del pueblo, pero también hacerlo con belleza, la radio es arte, y no precisamente un arte menor, eso no debemos olvidarlo ni quienes llevamos tiempo transitando por ella ni las nuevas generaciones. El día que hagamos un trabajo sin emocionarnos ni somos periodistas ni radialistas, y eso no lo merece nuestro pueblo.

Ahora nos toca insertarnos en las nuevas tecnologías, publicar en nuestras páginas, interactuar con los internautas, anunciar nuestros materiales también en las redes, son retos de los tiempos nuevos, y de las nuevas maneras de comunicación que no podemos obviar. Aunque no soy nativa digital, navegar y posicionarme en las redes es algo energizante para mi.

 

Una de sus líneas de investigación ha sido cómo los medios cubanos abordan el tema de género y la violencia…

El tema de género y su tratamiento en los medios me fascina, el día que decidí hacer mi tesis de Maestría no dudé en seleccionar el tema de la violencia contra la mujer, porque creo que es un tema aún silenciado en la sociedad cubana.

La violencia existe en nuestro país, hay estereotipos, mitos, violencia de todo tipo por razón de género, y ese, como otros temas oscuros que aún permanecen en nuestra sociedad (por ejemplo, el racismo, la violencia por orientación sexual, el maltrato a los niños, etc), deben ser abordados sin tabúes, y sin embargo de eso casi no se habla.

En nuestro país hay todavía machismo, androcentrismo y mucho podemos hacer desde los medios para visibilizar estas problemáticas.

Como resultado de mi investigación obtuve testimonios muy dolorosos de mujeres de diferentes estratos sociales víctimas de la violencia, y junto a
los criterios de especialistas, conformé un documental que todavía me duele cuando lo escucho, porque son historias reales, no ficticias.

Tuve la posibilidad de ir a muchos eventos iberoamericanos de Género y Comunicación donde pude intercambiar con comunicadoras y comunicadores de Cuba y el resto de la región, y allí aprendí en esos debates que aún tenemos mucho camino por transitar para que se hable sin cortapisas sobre estos asuntos en los medios cubanos.

 Ha sido premiada en varias ocasiones por la Radio y otras instituciones, podría compartir las historias que se esconden detrás de algunos.

Creo que suman más de cien premios en mi vida profesional, y pienso, sinceramente, que ha sido el resultado de mucho esfuerzo, muchas horas sin dormir, de una entrega sin límites que ha tenido otros costos para mi vida personal.

Guardo con mucho cariño la Réplica del Machete del General Máximo Gómez otorgada por las Far, el Premio Juan Gualberto Gómez que otorga la Upec por la Obra del año 2007 y varias menciones de ese mismo premio en años anteriores y consecutivos, Premios Nacionales de Periodismo científico, La Utilidad de la Virtud de la Sociedad Cultural José Martí, también la condición de Maestro de Radialistas, el Premio al Mérito Periodístico de la Radio Cubana, el Micrófono de la Radio Cubana, los sellos de la Radio Cubana 85 y 90 aniversario, Premios Caracol de la Uneac, entre otros.

También grandes premios en Festivales Nacionales de la Radio, en Concursos 26 de Julio, en Concursos Primero de Mayo de la CTC y el premio especial que otorga Radio Habana Cuba en los festivales nacionales de la radio.

En el año 2000 fui galardonada con el Premio Internacional “Guayasamín, Pintor de Iberoamérica”, que otorga la Fundación Guayasamín junto con Radio Habana Cuba, con un texto sobre el legado de ese gran artista universal. Ello me dio la posibilidad de viajar a Quito, y de regresar invitada al año siguiente, en la inauguración de la Capilla del Hombre con Fidel y Chávez allí presentes.

Creo que la esencia de muchos de estos trabajos tiene que ver con historias de vida, también con radiodocumentales realizados en mi vida profesional y la dirección de emisiones de Noticieros “En el centro” de la CMHW, con colectivos de lujo y el Programa Un gesto de paz, dedicado a los cinco héroes, al cual dediqué años de mi vida.

También crónicas y entrevistas sobre variados temas, y el documental, ya comentado sobre la violencia contra la mujer “Sin lágrimas en los ojos”, que me hizo trabajar más de un año, pero con una repercusión muy interesante.

¿Se ha chocado con algún estereotipo en su carrera que haya intentado frenarla?

No creo que haya tenido que chocar en mi carrera con estereotipos que me hayan frenado, y si los he tenido, he logrado vencerlos.

Acabada de graduar, al presentarme en el Noticiero de Televisión un directivo me dijo: “qué lástima que eres mujer, yo quería hombres, ustedes se complican mucho, sobre todo cuando quedan embarazadas”.

Dolorosamente no tuve hijos, no pude ser madre, algo que añoré toda la vida, pero con el tiempo le demostré a ese hombre que nada me detuvo, cubrí maniobras de tiro real desde Guantánamo hasta Camagüey, pasé madrugadas en el Palacio de las Convenciones editando resúmenes de Congresos, hice recorridos por los campos, viajé a Angola, gané un viaje muy joven (por la Upec) a la entonces Unión Soviética, me he levantado de madrugadas para coberturas importantes, he estado en el ojo de huracanes, una noche entera, sin corriente, informando a nuestro pueblo. he tenido muchos domingos sin descansar. He impartido clases. Nada me ha impedido darlo todo por mi profesión.

Eso sí, ahora en mi condición de mujer, me ha tocado el rol de cuidadora, con mi mamá de 97 años, a quien debo atender y de alguna manera corresponder a todo lo que hizo por mí en su vida. Eso me ha limitado, por ejemplo, a concluir el Doctorado, un sueño roto que no pude cumplir; también los años empiezan a dejar marcas en la salud. El pasado año estuve sujeta a dos operaciones seguidas y, al recuperarme, enseguida volví a la radio. Tampoco la Covid me ha sembrado en el hogar. Aunque tengo miedo, pero hay algo más grande que me impulsa a llegar a hospitales, a centros de aislamiento, a reportar desde el Hospital Militar.

También debo estar más tiempo en mi hogar, pero no he renunciado a hacer periodismo, incluso reportar para Radio Habana Cuba, emisora para la cual soy la corresponsal desde hace años, con muchos compromisos y cariños.

Cuando me sentí también víctima de violencia, rompí las ataduras. Y volví a empezar.

Creo que una mujer, si se lo propone, puede llegar a donde quiera, sortear obstáculos, saltar muros y demostrar que puede ser una vencedora o al
menos intentarlo, si se lo propone. Que nada le impida recorrer el camino por muy difícil que sea. Es posible soltar las alas y volar.

 Editora. Carmen Torres

 

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