Un total de 290 casos activos hasta la fecha, el cierre de tres eventos de transmisión y la apertura de uno en el municipio pinareño de Guane, marcó la última jornada, de acuerdo con la información del titular de Salud, José Angel Portal Miranda.
Cuba mantiene activos ocho eventos, La Habana, Sancti Spiritus y Matanzas cierran eventos.
Ante el Grupo Temporal de Trabajo, donde también estuvo presente el vicepresidente, Salvador Valdés Mesa, la máxima autoridad del gobierno en la capital, Reinaldo García Zapata, expuso cómo marcha el aislamiento domiciliario a contactos de casos confirmados y sospechosos, en cumplimiento del protocolo aprobado en un territorio que durante todo el enfrentamiento a la COVID-19 aporta el mayor número de ingresos hospitalarios.
La capital mantiene bajo el concepto de aislamiento en sus hogares 130 contactos de casos confirmados y 710 sospechosos.
Sancti Spíritus, provincia que se encuentra en fase de transmisión autóctona limitada de la enfermedad, acumula 35 casos positivos durante las últimas setenta y dos horas, y aunque cierra el evento del Hotel Costa Sur, mantiene activos tres.
La gobernadora, Teresita Romero Rodríguez, definió la mayor complejidad epidemiológica en la cabecera provincial, donde se trabaja de manera diferenciada, y se certifican los controles de focos, se amplía la pesquisa activa particularmente en el área Norte de la ciudad que aporta el mayor número de casos positivos
El territorio espirituano mantiene en vigilancia a más de 180 personas, mientras otras mil forman parte actualmente de los estudios poblacionales.
Por último, en Ciego de Ávila se mantienen hasta la fecha 142 casos activos, y no se abren nuevos controles de focos.
Las provincias que rindieron cuenta ante el Grupo Temporal de Trabajo del Gobierno, en la jornada del viernes, fueron las que aportaron casos positivos al cierre del jueves, y encabezan durante las últimas semanas las mayores tasas de incidencia del país por cada cien mil habitantes.
Con una experiencia aprendida, a partir de la batalla librada contra la COVID-19 durante más de siete meses, continúa siendo imprescindible mantener el mayor rigor posible para cumplir las medidas sanitarias que forman parte del código de vida en esta etapa de normalidad, es una garantía para evitar que surjan nuevos brotes, y para mantener la estabilidad epidemiológica en aquellos territorios que durante un largo período de tiempo han mantenido en cero el número de enfermos con el virus.