«El Partido está en el centro de los problemas», aseguró este sábado el Primer Secretario del Comité Central y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, al clausurar el V Pleno de la máxima dirección de esta organización política, que contó con la presencia del líder de la Revolución, General de Ejército Raúl Castro Ruz.
Díaz-Canel reconoció «la infatigable labor de nuestros cuadros de base, desde el núcleo y los municipios hasta el Buró Político, para asumir, desde la vanguardia y a un mismo tiempo, las múltiples batallas en que está inmerso el país.»
Al valorar los debates de la reunión partidista, consideró que uno de sus méritos fundamentales es haberse detenido en los errores y las insuficiencias que todavía persisten.
Sentir, apreciar y reconocer la titánica labor del Partido, no puede sustraernos, sin embargo, de la responsabilidad de todos los cuadros con los problemas, las insuficiencias y los errores también acumulados y concomitantes con los efectos del bloqueo.
En ese sentido, dijo que «el pueblo del que somos parte, entiende y enfrenta el ataque del adversario. Pero esa resistencia flaquea y la creatividad se resiente, cuando el pueblo choca (y choca cotidianamente) con la burocracia, la desidia, la corrupción de ciertas capas intermedias que pescan en el río revuelto de las dificultades, poniendo obstáculos donde van las soluciones».
«También a eso apuesta el enemigo, empeñado no sólo en que fracase nuestra apuesta al socialismo, sino además que sea tan difícil la vida bajo el cerco y con nuestros errores como condimento, que renunciemos al único camino posible a la justicia para todos», enfatizó.
Al reflexionar acerca de la situación actual del país, Díaz-Canel afirmó que, aunque por todas partes acechan la queja y el descontento, es inaceptable el mensaje de “no se puede”; porque las generaciones que nos precedieron, ni en las más complejas circunstancias, perdieron la fe en la victoria.
«Nosotros somos los hijos de un pueblo vencedor de imposibles. Somos los herederos de ese tremendo legado de optimismo y fe en sus ideales que el 18 de diciembre de 1956, le hizo exclamar a Fidel, al encontrarse con Raúl y menos de un puñado de compañeros en Cinco Palmas: “Ahora sí ganamos la guerra”. Y la ganaron», evocó el mandatario.
Aseguró que «hoy nuestros fusiles son los programas que nos hemos planteado y la certeza del triunfo está en las fuerzas del pueblo nucleadas en torno al Partido».
A las responsabilidades del Partido Comunista de Cuba, como fuerza dirigente del sistema político y de la sociedad, también se refirió en su discurso el presidente cubano.
Díaz-Canel mencionó diversos sectores que requieren de una atención partidista transformadora, entre ellos, el trabajo con los jóvenes, el vínculo con los representantes de la sociedad civil, la lucha contra la colonización cultural y el fortalecimiento de la institucionalidad.
El Partido no puede estar al margen de la sociedad. Muchas de sus insuficiencias son a su vez reflejo del ser social. Actuando con conciencia de la necesidad, tiene que ser el catalizador más eficiente en nuestra transformación hacia adelante.
Precisó que «tenemos que asumir como premisa del accionar revolucionario, que lo que no funciona para la sociedad debe ser cambiado».
Más adelante, Díaz-Canel señaló que «el Partido único de la Revolución cubana tiene que ser un Partido con funcionamiento revolucionario, de vanguardia, ético y humanista. Y aspiramos a que su militancia actúe y se sienta como una gran familia de revolucionarios que predican con el ejemplo».
Y cuando digo esto -enfatizó- apunto directamente al papel de los primeros secretarios y demás directivos del PCC a todos los niveles, a su autoridad moral, ejemplo personal y capacidad movilizadora.
El Jefe de Estado comentó que en medio de un contexto internacional complejo, Cuba enfrenta un escenario interno desafiante marcado por la confluencia del recrudecimiento del bloqueo; las afectaciones de la pandemia de la COVID-19; la implementación de la impostergable Tarea Ordenamiento y sus desviaciones en relación con lo previsto; la inestabilidad del Sistema Eléctrico Nacional; y el impacto de accidentes y fenómenos naturales, como la explosión en el Hotel Saratoga, el incendio en la base de supertanqueros de Matanzas y el paso del huracán Ian, sumado a la acumulación de problemáticas sociales y económicas.
Ante esta realidad, el Primer Secretario del Comité Central sentenció:
Nada de esto nos intimida y detiene. Hemos mantenido el seguimiento sistemático a la implementación de las ideas, conceptos y directrices del 8vo Congreso. Las medidas adoptadas en meses recientes para resolver los graves problemas de insolvencia financiera y desabastecimiento provocados por todos los factores enumerados, no van a tener efecto en el corto plazo, pero abren el camino a su solución. Lo que no cabe es el freno, la insistencia en la práctica de fórmulas que no son funcionales.
En su intervención, el mandatario cubano se refirió a un tema que estuvo en la agenda de este V Pleno: la estrategia para fortalecer el papel integral de la Unión de Jóvenes Comunistas en el presente y el futuro del país, cuyo reto -subrayó- es ahora implementarla.
«Como dijimos en el último pleno de la UJC: aspiramos a tener con los jóvenes una relación en ambos sentidos, y pedirles que propongan ideas, cosas concretas. Que la UJC y todas las organizaciones estudiantiles y los movimientos juveniles funcionen con una dinámica tal, que todos los días quieran hacer algo nuevo, e inventen algo nuevo. Que nuestra cotidianidad se llene de las propuestas de los jóvenes», ratificó el Presidente cubano.
A los retos permanentes de la Revolución cubana, próxima a cumplir 64 años, repletos de desafíos y dificultades; pero también de proezas y heroísmo, dedicó los minutos finales de su discurso el Presidente de la República.
«Las actuales generaciones heredan una obra heroica que, al mismo tiempo, es una obra inconclusa. Las revoluciones no terminan nunca, porque cada meta es un punto de partida en la eterna lucha del ser humano por su emancipación y de la sociedad por su evolución hacia estadíos superiores», resaltó.
Díaz-Canel concluyó su discurso expresando que «la histórica frase de Fidel en la hora del triunfo: “A partir de ahora posiblemente todo sea más difícil”, conserva su vigencia, a pesar de los indiscutidos avances y conquistas de la Revolución».
De manera particular, aseveró que «la buena noticia es que sólo por el camino más difícil se llega a los resultados duraderos. Y que lo más bello de la obra humana está en retar y vencer la dificultad. En esa certeza se afianza la virtud de los hombres. Y la felicidad de los revolucionarios».
Al concluir su intervención, Díaz-Canel recibió el saludo del General de Ejército Raúl Castro Ruz, quien aseguró a los asistentes al Pleno que se volverían a encontrar.
«¡Hasta la próxima!», dijo a viva voz el líder de la Revolución cubana.