En Cuba: «La Revolución no termina con los guerrilleros»

El 19 de abril de 2018 un pueblo entero estuvo atento a la memorable intervención que iniciaba un nuevo mandato generacional para la Revolución cubana, sabiendo que el mundo miraba con más interrogantes que certezas.

Por: Angélica Paredes López.

Durante su primer discurso como Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Díaz-Canel Bermúdez ratificó que la Revolución cubana es una sola. Minutos antes, había sido abrazado por Raúl y muy aplaudido por los diputados que constituían una histórica legislatura para la Asamblea Nacional del Poder Popular.

No vengo a prometer nada, como jamás lo hizo la Revolución en todos estos años. Vengo a entregar el compromiso de trabajar y exigir por el cumplimiento del programa que nos hemos dado como gobierno y como pueblo (…) Aquí no hay espacio para una transición que desconozca o destruya el legado de tantos años de lucha. En Cuba, por decisión del pueblo, sólo cabe darle continuidad a la obra, unidas las generaciones nacidas y educadas en la Revolución y la generación fundadora, sin ceder ante las presiones, sin miedo y sin retrocesos, defendiendo nuestras verdades y razones, sin renunciar a la soberanía e independencia, a los programas de desarrollo y a nuestros sueños.

En sus esperadas palabras, los conceptos de unidad y continuidad marcaron la agenda del nuevo gobierno, dispuesto a seguir defendiendo los ideales de la generación que nos trajo hasta aquí y que nos sigue acompañando en esta hora de apremiante desafío, para preservar a la Revolución, que «es la obra más hermosa que se ha hecho en Cuba», como afirmó ese mismo día, el General de Ejército Raúl Castro Ruz.

Quienes tuvimos el privilegio de combatir a la tiranía bajo el mando de Fidel desde el Moncada, el Granma, el Ejército Rebelde, la lucha clandestina y hasta hoy, sentimos, junto al pueblo heroico de Cuba, honda satisfacción por la obra consolidada de la Revolución, la obra más hermosa que hemos hecho y nos embarga la legítima felicidad y serena confianza de ver con nuestros propios ojos la transferencia a las nuevas generaciones de la misión de continuar la construcción del socialismo y así garantizar la independencia y soberanía nacional.

Desde el 19 de abril de 2018, Cuba tuvo un nuevo presidente, dispuesto a seguir defendiendo una única Revolución. Desde la primera alocución al pueblo, Díaz-Canel dejaba claro que se ejercería una dirección gubernamental cada vez más colectiva, en permanente vínculo con la población, y facilitando la participación popular en la toma de decisiones a través de procesos ampliamente democráticos, que han sido parte inseparable de la política nacional.

El mandatario estableció con su equipo de gobierno una agenda de visitas a todos los territorios del país. Comenzó entonces un periplo por toda Cuba, conectándose con la gente, conociendo y escuchando sus problemas.

En los permanentes intercambios, Díaz-Canel y el pueblo conversan acerca de los más variados temas que mueven a la nación: la producción de alimentos, la construcción de viviendas, el transporte, los precios, la importancia de las producciones locales, entre muchas otras prioridades para impulsar el desarrollo económico y social, en medio de carencias materiales de todo tipo y de situaciones sociales que no han sido resueltas.

Con la fuerza de su ejemplo, el presidente ha sido acompañado por los ministros en las ciudades y los campos, llamando todo el tiempo a destrabar problemas, con la impresionante rapidez con la que se mueve de un escenario a otro. Entonces, lo vemos en una provincia, en una reunión de balance de un organismo, en un Consejo de Ministros, en una reunión de chequeo de un tema priorizado para el gobierno nacional, recibiendo a un amigo o a un visitante, como expresión de que Cuba sigue conquistando un significativo espacio en la arena internacional.

Como se dice en buen cubano, el Presidente “guapea” por Cuba; y el pueblo reconoce que lo acompaña un equipo que trabaja muy duro.

Los últimos cinco años transcurridos no han sido fáciles, como no lo ha sido la historia misma de la Revolución cubana, desde que Fidel lo vaticinara aquel histórico 8 de enero de 1959, cuando los barbudos del victorioso Ejército Rebelde entraron a La Habana.

Un fatídico accidente aéreo ocurrido en mayo de 2018, un tornado que sacudió a La Habana en enero del año siguiente, y otros eventos climatológicos que azotaron al país, marcaron las vidas de los cubanos desde la primera etapa del nuevo gobierno, que ha permanecido de manera permanente junto al pueblo en las peores circunstancias.

En el 2022, en medio de una tensa situación económica, dos sucesos impactaron dramáticamente en el pueblo cubano, cubriendo de dolor a familias y a un país entero que todavía llora a las víctimas del accidente ocurrido el 6 de mayo en el capitalino hotel Saratoga; y de la tragedia provocada por el incendio en la base de Supertanqueros de Matanzas, el pasado 5 de agosto. Unos días después, en septiembre, la naturaleza arreció contra la resistente isla, y el huracán Ian provocó cuantiosas pérdidas para la economía cubana, en el occidente del país, afectando principalmente a Pinar del Río.

En cada momento lamentable, estuvo allí la máxima dirección del país, interesándose por cada detalle, ofreciendo apoyo a los familiares de las víctimas, dando aliento, recordando que la Revolución no abandona a sus hijos.

En este lustro, marcado por el recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero que impone el gobierno de Estados Unidos, y por una crisis internacional en múltiples ámbitos, Cuba tuvo que ir adoptando un conjunto de medidas que conforman su Estrategia económica y social, implementada desde julio del 2020, la cual se encuentra en permanente actualización.

La Tarea Ordenamiento se puso en marcha en enero de 2021 -un proceso de ordenamiento monetario y cambiario que constituyó una necesidad para la economía cubana- pero no ha estado exenta de errores y dificultades en su implementación.

La recuperación económica del país es una prioridad para el gobierno cubano. A la difícil situación económica que vive Cuba, se suma el enfrentamiento a la compleja situación energética que se agudizó el pasado año y que ha estado liderado por la máxima dirección del estado y el gobierno.

El propio presidente Díaz-Canel recorrió todas las termoeléctricas del país, e intercambió con directivos y trabajadores, una práctica de gobierno que se ha implementado en todos los sectores de la sociedad. Hablar con los protagonistas, escuchar, aprender, transmitir ideas, construir entre todos, las posibles soluciones a los problemas de Cuba.

Muchos han sido los desafíos, los obstáculos, las adversidades y también los triunfos, pero sin lugar a dudas, lo que más marcó a los cubanos en estos cinco años fue la dura batalla contra la COVID-19, una pandemia que en Cuba empezó el 11 de marzo de 2020 y nos arrebató a más de 8 mil hijos.

Mucho antes de que se diagnosticaran aquí los primeros casos del nuevo coronavirus, ya el gobierno había alertado acerca de la necesidad de prepararnos para enfrentar una enfermedad desconocida que se extendería por todo el mundo.

Fue el General de Ejército Raúl Castro Ruz, en su condición entonces de Primer Secretario del Comité Central del Partido, quien avizoró e impulsó desde el Buró Político la necesidad de activar un plan estratégico para combatir la epidemia. Por indicación de Raúl, las Fuerzas Armadas Revolucionarias, parte indisoluble del pueblo, sumaron las instituciones militares de salud a los centros hospitalarios que recibirían a los pacientes diagnosticados como casos positivos.

Se creó el Grupo temporal de trabajo del gobierno y el propio Díaz-Canel lideró una cruzada por todas las regiones alertando sobre el peligro que nos venía encima y del cual no podríamos escapar.

Desde que fueron reportados los primeros casos, cada día la máxima dirección del país chequeó al detalle la situación en todos los territorios, velando por la atención médica de los pacientes, los medicamentos que se aplicaban, el cumplimiento de las medidas de seguridad, las condiciones en los hospitales y en los centros de aislamiento, la dura lucha cuando nos faltó el oxígeno y el gobierno estadounidense intentó asfixiarnos con sus duras medidas, que impedían que el medicamento llegara a nuestras instituciones médicas.

Fue una etapa difícil y dolorosa, pero también de unidad, solidaridad y altruismo, que Cuba venció gracias a la acertada conducción de sus líderes, la resistencia y valentía de su pueblo, el apoyo de varios amigos en el mundo, y la heroicidad de los trabajadores del sistema de salud, junto a nuestros valerosos científicos que en poco tiempo, y también con pocos recursos, crearon cinco candidatos vacunales, tres de ellos convertidos en vacunas de gran eficacia, que salvaron millones de vidas, entre ellas, la de nuestros niños.

La ciencia y la innovación, junto a la informatización de la sociedad y la comunicación social son los pilares que definen a la gestión de gobierno en Cuba. Justamente de la lucha contra la COVID-19 nació la iniciativa del presidente cubano de intercambiar cada semana con expertos y científicos en temas de salud, un provechoso y aportador ejercicio que se extendió a otras esferas como la producción de alimentos, asunto decisivo para el desarrollo del país.

En esta etapa, el Palacio de la Revolución abrió sus puertas no solo a los representantes de la ciencia. Es habitual en la sede de la Presidencia, la afluencia de directivos, especialistas y trabajadores de diferentes sectores de la sociedad, que participan en los numerosos encuentros que sostiene el Jefe de Estado para conocer a profundidad las ideas, insatisfacciones y expectativas de quienes construyen Cuba desde los diferentes ámbitos de la vida política, económica y social.

Un amplio ejercicio legislativo se desarrolló en estos últimos cinco años. Luego de una larga etapa de estudio, análisis y discusión; tras un amplio proceso de consulta popular y de ser sometida a referendo, el pueblo aprobó la nueva Constitución de la República, proclamada oficialmente el 10 de abril de 2019.

Ciento cincuenta años después de la aprobación de la Constitución de Guáimaro, fue el General de Ejército Raúl Castro, en ese momento Primer Secretario del Comité Central del Partido, quien pronunció el discurso de proclamación de la nueva Constitución de la República de Cuba. Varios años atrás, en 1976, también había correspondido al incansable guerrillero el honor de proclamar la primera Carta Magna en tiempos de Revolución.

En cumplimiento de lo establecido en la nueva Constitución aprobada por el pueblo, el 10 de octubre de 2019 la Asamblea Nacional del Poder Popular eligió a Miguel Díaz-Canel Bermúdez como Presidente de la República de Cuba. Dos meses después, y por disposición de la Carta Magna, el mandatario propuso a la Asamblea Nacional del Poder Popular, designar para el cargo de Primer Ministro a Manuel Marrero Cruz. En esa sesión de la Asamblea, los diputados aprobaron, además, la propuesta de designación de los viceprimeros ministros, el secretario y demás miembros del Consejo de Ministros.

Dentro del intenso ejercicio legislativo, la aprobación del Código de las Familias en referendo del pueblo, el 25 de septiembre de 2022; las elecciones municipales del Poder Popular, el 27 de noviembre de ese mismo año; y los comicios nacionales para elegir a los diputados del Parlamento, el pasado 26 de marzo, marcaron importantes momentos que mostraron la unidad de la nación en medio de una tensa situación económica, agravada por presiones externas y también por problemas internos que el país deberá resolver, con el esfuerzo colectivo y desde el cumplimiento individual de cada actividad que realicen los habitantes de esta Isla.

El VIII Congreso del Partido Comunista, en abril del 2021, fue un hecho trascendental para la organización y el futuro de Cuba. Luego de ser elegido como Primer Secretario del Comité Central, Miguel Díaz-Canel Bermúdez afirmó que lo que se recibían «no son cargos y tareas. No es solo la conducción de un país. Lo que tenemos delante, desafiándonos continuamente, es una obra heroica, descomunal».

La defensa de la política exterior de la Revolución cubana también es una prioridad para la máxima dirección del país. Así lo dejó claro Miguel Díaz-Canel Bermúdez, desde sus primeras participaciones en foros internacionales como Presidente de Cuba.

Memorable y cargado de gran simbolismo fue el discurso pronunciado en el debate general del 73 Período de Sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York, el 26 de septiembre de 2018.

En el mismo salón plenario de la ONU, donde habló Fidel por primera vez, también un 26 de septiembre, pero de 1960, Díaz-Canel lanzó como ráfaga, pero en tono muy respetuoso, un mensaje que ha sido honrado cada día en estos cinco años: «Los principios de nuestra política exterior permanecerán inalterables». (…) Nunca realizaremos concesiones que afecten la soberanía e independencia nacional, no negociaremos nuestros principios, ni aceptaremos condicionamientos.A pesar del bloqueo, la hostilidad y las acciones que ejecuta Estados Unidos para imponer un cambio de régimen en Cuba, ¡aquí está la Revolución Cubana, viva y pujante, fiel a sus principios!El cambio generacional en nuestro gobierno no debe ilusionar a los adversarios de la Revolución. Somos la continuidad, no la ruptura».

Participaciones en cumbres, visitas oficiales, asistencia a tomas de posesión de presidentes de la región, así como tres giras que en distintos momentos incluyeron a países de Europa, Asia y el Caribe, han definido la agenda internacional del mandatario cubano. En todas las naciones que visita, tres encuentros no pueden faltar: el agradecimiento a los amigos de los movimientos de solidaridad con Cuba, el saludo a los representantes de la diplomacia revolucionaria que cumplen sus tareas en el exterior y el abrazo a una representación de los hijos de la patria que residen en otras latitudes.

El presidente Díaz-Canel y el gobierno que representa han tenido que enfrentar otros desafíos de estos tiempos: las campañas mediáticas que pretenden desacreditar la obra de la Revolución. Consciente de que internet, las redes sociales y los medios de comunicación son armas fundamentales en la guerra que se nos hace, el Jefe de Estado ha defendido también desde el espacio digital la soberanía de Cuba.

A pesar de todas las dificultades económicas y de los problemas sociales, los ataques de la contrarrevolución interna y las campañas enemigas no han conseguido debilitar al gobierno y a su Revolución.

Desde el 19 de abril de 2018, Miguel Díaz-Canel Bermúdez ha gobernado en “tiempo real”. Recorre toda Cuba y son muchas las personas que lo admiran. Se ha ganado la confianza del pueblo. Los jóvenes lo ven como un amigo cercano, porque entiende perfectamente sus códigos. En cada escenario defiende a la juventud, «como las tan importantes personas que son».

Y cuando llega a un barrio en transformación, de esos de gran vulnerabilidad, pero también de alto compromiso y amor por Cuba, Díaz-Canel entra a las casas de los vecinos e indaga hasta el último detalle.

Por eso no es casual que en sus recorridos por los campos y las ciudades de la Isla toda, escuchemos que la gente le diga. «Te queremos».

«Y yo los quiero a ustedes», es siempre la respuesta del Presidente cubano quien nos muestra cada día, como dijo en su primer discurso, que «la Revolución no termina con los guerrilleros».

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