Especialistas en el tema explicaron que este tipo de semilla genéticamente modificada por la ciencia, aumenta el potencial productivo del grano por hectárea, y también hace más resistente la planta a plagas y enfermedades.
El Doctor en Ciencias Mario Pablo Estrada García, director de Investigaciones agropecuarias del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, explicó que se trabajó con las semillas de mayor potencial a nivel mundial y la nuestra nos dota de mayor soberanía, al ser tecnología propia.
A diferencia de otras naciones de la región que están obligadas a importar las semillas de maíz híbrido y transgénico, Cuba logró producir un tipo de ella en sus laboratorios, que actualmente se cultiva en varios polos productivos del país. Campesinos que la aplican confirman que su rendimiento agrícola es mucho mayor que el de las variedades tradicionales que se emplean en la elaboración de piensos para la alimentación animal.
De igual manera, los expertos aclararon que Cuba cumple con todas las regulaciones legales para emplear este tipo de semilla genéticamente modificada, un tema polémico, bastante discutido a nivel internacional.
En ese sentido, Luis Hernández, director de la Estación Experimental de Pastos y Forrajes “Indio Hatuey”, reiteró la necesidad de continuar defendiendo los productos orgánicos para el consumo humano, así como de preservar el cultivo del maíz tradicional por parte de los campesinos cubanos. No obstante, expresó su acuerdo con el empleo de esta variedad para la alimentación animal.
Ciertamente, el cultivo de maíz híbrido transgénico en Cuba, es una alternativa, entre las tantas que se adoptan para aumentar la producción nacional de alimentos; porque como afirmó el presidente cubano Díaz-Canel, “una alternativa sola no resuelve los problemas”.
“Aquí tenemos que trabajar con varias alternativas a la vez, cada una en su escenario, en su ámbito, y con todo eso seguir avanzando; y ninguna niega a la otra, sino todo lo contrario. El tema de la agroecología es una de las cosas que estamos impulsando”, subrayó el Jefe de Estado.
El proyecto de maíz híbrido transgénico -un aporte al programa de granos del país, liderado por el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología con la contribución de otras instituciones científicas cubanas- emplea esta tecnología con un enfoque ambientalmente sostenible, lo que le permite a Cuba contar con un aporte que viene desde nuestra ciencia, como una alternativa para la producción de semillas destinadas al desarrollo agrícola.
Este proyecto impulsa la soberanía alimentaria y nutricional sobre la base científica, de la tecnología y la innovación, sin tener que depender de ninguna empresa transnacional.
El maíz es cultivado en la mayoría de los países del mundo, por lo que juega un papel fundamental en la alimentación animal y humana. En un escenario económico mundial complejo, expertos aseguran que disponer de líneas transgénicas de maíz en Cuba, de forma segura y regulada, tendrá un impacto muy significativo en la economía nacional, contribuyendo, además, a la sostenibilidad alimentaria de la nación.