Eusebio Leal Spengler vivirá cabalgando en la obra patrimonial de Cuba

La partida del Dr. Eusebio Leal Spengler, Historiador de la ciudad de La Habana, nos duele a todos y a cada uno con ardor que punza cruel cernido en medio del corazón colectivo. Es que el hecho embarga de tristeza las mismas entrañas de la Patria que le vio nacer y en la que, más allá de la muerte siempre vivirá.

El autodidacta siempre cuyos méritos académicos fueron reconocidos en múltiples ocasiones dentro y fuera de Cuba; el investigador incansable; el orador que con verbo enérgico y vibrante acompañaba en sus ojos el brillo amoroso de la devoción cuando se refería a nuestros héroes patrios de todas las campañas y épocas. Aquel que revelaba en la voz su esencia profundamente martiana, y que al hablar desbordaba la ternura enorme del hijo agradecido por la historia que legaron sus antepasados. 

Eusebio Leal, el consecuente, leal y fiel amigo de Fidel y de Raúl, a los que llamaba los padres fundadores de la Revolución; el depositario de la historia habanera y cubana que siempre guardó con celo y cariño infinitos. El hombre sencillo que hasta sus últimos días pronunció su viril sí a la vida, ha muerto. Razón más que contundente para que tanto mujeres como hombres que muy de cerca conocieron sus virtudes no hayan podido aguantar la merecida lágrima de tristeza inevitable y honda. 

Hombre de admirable sencillez personal, quien al decir del Dr. Eduardo Torres Cuevas:

Su esencia era la de un hombre de pueblo que vestía humildemente la ropa de un trabajador, que andaba La Habana hablando con cada una de las personas humildes que se le acercaban y que soñaba en reconstruir para darle al presente las dimensiones extraordinarias de nuestra historia. Simplemente, es un gran hombre de pueblo.” 

Esta Habana en tiempos de pandemia recibió también el azote implacable de la partida de uno de los seres humanos que más la amó, que lo hizo desde su temprana juventud y sin descanso.  Recordemos sus palabras el 28 de enero de 2018 durante la develación de la estatua ecuestre del Apóstol José Martí, en homenaje al aniversario 165 de su natalicio, cuando expresara: “¡Maestro, hemos cumplido!”, como si con ella anunciara la culminación de su obra y predijese su despedida. 

Seres humanos de su estatura y obra no son arrebatados a la vida. Retomando versos del Apóstol que fue siempre su inspiración, para el Dr. Eusebio Leal Spengler “empieza al fin, con el morir, la vida”. 

La Habana, su linda Habana se percibe extraña sin su presencia física. Su gente, edificios, las piedras y adoquines, todos lo lloran. En los balcones muestran sus sábanas blancas, y en cada calle, resquicio y salón el eco de su voz perdura. No habrá noches ni amaneceres ajenos a su presencia incorpórea y definitiva. 

Desde ahora palpita su nuevo existir en todas las edificaciones que restauró para que las generaciones venideras aprecien la historia admirable de estos primeros 500 años de fundación. En cada escuela-taller que fundara, en sus libros y comparecencias radiales; en su programa televisivo “Andar La Habana” que merece ser recopilado en formato digital para siempre tener la oportunidad de ser alumnos suyos y de su mano conocer los encantos de la ciudad capital de todos los cubanos. De esas y muchas otras maneras seguirá presente en su Cuba amada, y en cada sueño y proyecto asumido por quienes continuarán su labor. 



Para los creadores de la Radio Cubana, Eusebio Leal vuelve a vivir donde cada ladrillo tiene algo que contar. Nos entrega consigo un ejemplo y el camino de su infinito amor a Cuba, ostensible en su entrega consagrada, humilde y grandiosa.

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