Magdiel Pérez: la Radio es mi casa, mi fortuna

Sobre sus inicios en el mundo radial, sus retos, la locución en Cuba, conversamos. Escucharlo a corazón abierto ha sido una enseñanza, pero sobre todo, una clase de las que no se olvidan, de las que obligan a esforzarte más en tu profesión. Volveremos a hablar sobre otros temas, con pausa. Magdiel aún tiene mucho por contar

¿Cuándo nació el amor por la locución y cómo fue el camino para conseguir estar detrás de un micrófono?

Yo me intereso por la locución gracias a mis abuelos, fundamentalmente a mis abuelos maternos, amantes empedernidos de escuchar la radio y sus programas icónicos como son Alegrías de sobremesa, Nocturno, Visión. Yo era un ratón de emisoras, escuchaba todo lo que podía por el éter y a todos los lugares que iba llevaba conmigo un radio pequeño de acompañante, en la mochila, en la maleta, en el maletín, donde fuera. El radio era casi un apéndice de mi cuerpo.

Yo realmente pasé mucho trabajo para llegar a hablar por un micrófono. La primera oportunidad me la dieron en un círculo de interés en la secundaria. Gracias a esa periodista instructora que lo impartió fui por primera vez a una emisora. Después fue muy duro el camino para convertir ese sueño infantil en un sueño real, posible, palpable.

Había muy buenos y respetados profesionales de la palabra en la radio de Las Tunas. Era muy difícil tener la oportunidad de sentarse delante de un micrófono aunque fuese a decir la hora en el cambio de programa. Era, además, muy difícil presentarse o acceder a un curso de formación porque apenas se desarrollaban. Las personas que estaban tenían ya sus contenidos, su trabajo; o sea, no era nada fácil y eso hoy por hoy lo valoro muchísimo.

¿De quiénes aprendió los secretos de esta profesión?

La base fundamental de mi aprendizaje fue justamente haber escuchado tanta radio y haber tenido la oportunidad de escuchar voces icónicas y prestigiosas del quehacer radiofónico, no sólo del Oriente del país, sino también de Occidente. Esta base adquirida a mí me queda claro que representa el punto de partida de cualquier aprendizaje, cuando hay buenos ejemplos en la radio, cuando se hace bien el trabajo desde lo profesional, en la cotidianidad, no por evaluaciones, no por monitoreos, sino porque el corazón de la vocación y del entusiasmo que se le pone al trabajo es cierto.

¿Qué retos supone estar en una cabina?

A mi juicio hay uno que se antepone a todos: la responsabilidad. Tener un micrófono implica una responsabilidad muy alta. Nuestro país está ahora en un complejo escenario de guerra ideológica y, a veces, no somos lo suficientemente conscientes de lo que representa cualquier palabra, cualquier comentario, cualquier expresión, porque se puede estropear el trayecto tan difícil por el cual hemos llegado, a sesenta años de soberanía e independencia.

Mediante los micrófonos te vuelves líder de opinión, te vuelves transformador de conductas, te vuelves un catalizador de entusiasmo, de energías, de optimismo. Los retos indudablemente están, la locución demanda estar muy informado del acontecer nacional e internacional. Nuestra preparación comienza mucho antes de salir al aire y debemos estar conscientes que todos los días las cosas no deben decirse de la misma manera, porque el oyente se aburre.

¿Qué cualidades no deben faltar, en su opinión, en un locutor?

Una de las principales cosas que no debe perder de vista un locutor es la naturalidad. Si bien se necesita un poquito de histrionismo y conocimiento actoral, el locutor no puede perder la naturalidad; de lo contrario, puede generar rechazo, lejanía.

Como locutor creo que más importante que la popularidad es ser útil. Independientemente de que a todos nos gusta que nos conozcan esta no puede ser la bandera, primero deben estar las ansias de crecimiento desde lo profesional para que el respeto llegue por sí solo; y el respeto viene emparejado a la popularidad.

Digo esto porque me da la impresión de que en los tiempos más recientes están resultando muy fáciles los accesos, los ascensos y la llegada de voces frescas y nuevas con mucho ímpetu, con mucho deseo, con muchas ganas pero sin la preparación suficiente para llegar a programas estelares. Con esto no quiero decir que haya que poner barreras u obstáculos a esas voces pero hay que ser equilibrado en el momento en que se determinan estas decisiones.

Es una pregunta obvia, pero no por ello dejaré de hacerla. ¿Qué significado tiene la radio en su vida?

La radio para mí es pasión, es realización. Yo no me consigo realmente sin estar en un estudio. Llevo ya más de quince años en Haciendo Radio, levantándome a las tres de la mañana todos los días de lunes a sábado, ansioso porque lleguen mis quince días de vacaciones. Y no voy a dejar de decir una cosa -que puede ser un secreto demasiado personal- pero cuando ya llevo doce o trece días de vacaciones y me faltan algunos me entra el cosquilleo y a veces me descubro hablando solo e imaginando cómo voy a entrar en mi reincorporación.

No consigo mi vida sin la radio. Es mi casa, mi fortuna. No creo que habría vida para mí sin ella.

 

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