Ni pasquines, ni campañas electorales

Ni pasquines, ni campañas electorales; ninguno de estos dos ingredientes propios del sistema capitalista, forman parte del proceso electoral cubano refrendado en la Ley 127 «Ley Electoral».

En contraste, el mérito reconocido y la capacidad para representar al pueblo son los dos atributos principales que distinguen la democracia socialista en Cuba.

Los últimos tiempos han sido intensos en los procesos electorales del país: primero, con la nominación y elección en las urnas de los delegados de base de cada circunscripción y, posteriormente, la constitución de las Asambleas Municipales del Poder Popular. Después, la aprobación en esta propia instancia de los candidatos a diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular que finalmente serán sometidos al escrutinio público el 26 de Marzo venidero.

¿Qué está sucediendo desde ahora y hasta el 24 de marzo? Los candidatos a diputados recorren e intercambian en cada municipio por donde han sido propuestos para el Parlamento: interactúan, conocen los problemas de la comunidad, los electores profundizan en los méritos individuales, está la posibilidad cada semana de indagar y acercarse cada vez más a las personas que conforman esa candidatura.

Pero ciertamente, y como expresamos al inicio de estas reflexiones, sin pasquines ni campañas electorales como sucede en la llamada democracia representativa capitalista, respaldadas por grandes sumas de dinero, y donde ganan aquellos que son capaces de recaudar más fondos, aún cuando no representen a su comunidad, sino al poder que detentan.

En Cuba, el mérito individual, el aporte a la sociedad y el reconocimiento colectivo es el punto de partida, que emerge de propuestas de los plenos de las organizaciones y que después son evaluadas en las Comisiones de Candidatura que proponen a sus nominados como candidatos a diputados, previa consulta con los delegados de las asambleas municipales, para determinar así quiénes son los de mayores posibilidades para representar al pueblo.

Candidaturas donde necesariamente aparecen delegados de circunscripción, los mismos que usted eligió o propuso en Asambleas de barrio reconociéndoles sus méritos, y otros con responsabilidades e igual reconocimiento ante la sociedad.

Unos más conocidos que otros, por supuesto, y es precisamente el poder interactuar en los centros de trabajo y el pueblo en cada municipio lo que nos ofrece la posibilidad de saber quiénes son. Los intercambios directos con el pueblo, sin intermediarios, los iguala, porque en cada una de esas candidaturas prevalece el mérito y la capacidad para representar al pueblo. No solo es la biografía que les acompaña sino ese cara a cara con la gente que los enriquece y legitima.

Ni pasquines ni campañas electorales, solo el mérito y la capacidad son los grandes atributos que acompañan a nuestros diputados como parte de nuestra democracia socialista.

Puede ser mi vecino, la maestra de mi hija, el médico del hospital, el ingeniero de una obra, el trabajador del sector de producción no estatal o el científico, por solo citar algunos. Todos cuentan.

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