Eduardo Saborit: Rol de la radio en su vida y obra

El 5 de marzo de 1963, hace 60 años y poco antes de cumplir sus 52 años de edad, falleció por un ataque cardiaco (infarto), el guitarrista y compositor Eduardo Saborit Pérez, cuyo duelo despidió el Indio Naborí, y en cuya trayectoria en la música incidieron desde sus inicios la Radioemisora Cadena Azul y luego, la CMQ.

Nacido en la calle Caridad No. 30, esquina a Maceo y Masó (construida en 1900, mide 13 x 6 metros y 3 metros de alto, declarada sitio histórico desde 1983 con una tarja en su homenaje, reparada en 1999 cuando las humildes paredes de madera se sustituyeron por paredes de mampostería) en Campechuela, municipio costero de la actual provincia Granma en la antaño provincia Oriente, el este del suroriental cubano, el 14 de mayo de 1911 (2 de junio, según el Registro de Inscripción)., cuando en la cultura de Campechuela predominaban las agrupaciones de pequeño formato y pequeñas aulas donde se impartía música, como el principal arte local.

Esta tradición la hereda de su familia y de su comunidad; hijo de Pilar Pérez (ama de casa), su padre era el músico profesional, arreglista de órganos y director de la Banda Municipal, Eduardo Saborit Rodríguez, fue su primer maestro y aquel niño alegre, jovial, atento y entusiasta, con gran predilección por la música, aprendió el pentagrama y tocando la flauta, integró la Banda Municipal que su padre dirigía y que existía desde 1912 y mostraban su arte por otros territorios costeros; recorridos en uno de los cuales en la zona de Niquero, se bañó en una laguna de aguas contaminadas y se enfermó con tifus, que sobrevivió pero le impidió continuar ejecutando instrumentos de viento, a los que se había entregado.

Fue entonces que los sustituyó por la guitarra clásica, para la que ya antes había demostrado vocación y talento. Por razones familiares se va con su padre a vivir a Niquero, donde se desempeña como barbero, participa en las actividades culturales y Crecencio Rosales deviene su profesor de guitarra y le influye a consagrarse como músico y compositor. Los hermanos Raga (todos buenos músicos y revolucionarios) lo acogen como uno más, se casa con Zoila Raga y ya en 1935, eran militantes marxista-leninistas, por lo que, perseguidos, tuvieron que abandonar su pueblo natal; igual tendrán que huir de Manzanillo a Camagüey, donde para sustentarse, con Luis Raga y Teodoro Benemelis crea el trío La Clave Azul.

Ya él había logrado una sólida formación musical gracias a su padre y a Rosales, que como Manuel Apronianio Jerez Hidalgo, por aquellos parajes formaban verdaderos virtuosos de la música clásica para el aprendizaje, y popular, para las fiestas locales.

Es entonces que en Santa Clara lo solicitan como guitarrista clásico en la Radioemisora Cadena Azul, se relaciona con destacadas personalidades de la música como Sindo Garay y Agustín Lara, y va para La Habana como parte de su elenco cuando esta radioemisora traslada sus estudios a la capital del país, donde siguió componiendo y realizaba programas también en la emisora CMQ, en la que mostraba su repertorio campesino; emisoras que fueron indispensable en su formación musical y en su promoción, al darlo a conocer a toda Cuba.

Responde al llamado a los artistas para estimular a los soldados que combatían o permanecían en los hospitales durante la Segunda Guerra Mundial, por lo que visita varios países de Europa con su inseparable guitarra, y al regreso recorre Cuba con su conjunto campesino.

Ya con el triunfo de 1959, dedica su vida y obra a los logros de la Revolución, y compone varios himnos según el momento histórico, como el Himno de los Becados; participó activamente en la Campaña de la Alfabetización como asesor y compuso el himno de las Brigadas Conrado Benítez que entonarían nuestros alfabetizadores, el Himno de la Alfabetización y la canción Despertar, inspirada en una carta de un joven campesino a Fidel expresándole la ignorancia en que había estado viviendo.

Con su obra recorre países socialistas como aquella Unión Soviética (Urss), Hungría y Alemania, así como Finlandia, España y Francia; en el balneario de Sovki, en la Urss, recontando sus viajes tanto tiempo alejando de su Cuba bella, compone una de sus más célebres y populares obras, que lo inmortaliza: Cuba, qué linda es Cuba, aplaudida en el XVII Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, interpretada por un coro que dirigía Cuca Rivero, “la profesora invisible” desde la radio, y que tantos de nuestros grandes artistas como la cimera vedette Rosita Fornés, y todo nuestro pueblo, han enarbolado.

Otra de sus obras más trascendentes: Conozca a Cuba primero y al extranjero después, nunca quiso cobrar ni un centavo; sí le valió la medalla de oro de La Habana. Otras de sus obras más conocidas son Ven, niña, ven; El guarapo y la melcocha; La Guayabera; El caballo y la montura; Tócalo con limón; Sin Bandera; Caridad; Flor de amor; Noche de tragos, y Firme a la libertad; y entre sus canciones infantiles que compuso, se destacan Mi escuelita, Los pioneros, Estrellita roja, y Niñito cubano.

Y desde su cima conquistada, reconocemos con orgullo el papel que en tan vasta y reconocida obra musical, desempeñaron aquellas emisoras, como Radio Cadena Azul y CMQ.

Autor

  • Dr. C. Avelino Víctor Couceiro Rodríguez

    (La Habana, 1957) Licenciado en Historia del Arte (1982) y Licenciado en Historia General (1986), Técnico Medio Superior en Arqueología (1984) y Técnico Medio Superior en Museología (1985), Doctor en Ciencias sobre Arte (2001) y Máster en Antropología con Mención en Antropología Sociocultural(2001), Diplomado en Historia General Contemporánea (2006), Profesor Titular de la Universidad de La Habana (2002) e Investigador Titular (Ministerio de Cultura y Ministerio de Ciencias, Tecnología y Medio Ambiente, 2004).

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